Hoy: 23 de noviembre de 2024
Una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales cuando tenían entre 0 y 17 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El abuso sexual infantil es una de las causas principales del desarrollo de trastornos de salud mental en la edad adulta y podría ser la causa del 40%. Este es el caso de SCR, nombre ficticio para preservar su intimidad, una mujer de 50 años que sufrió abusos sexuales por parte de su hermano cuando era pequeña, una experiencia traumática que le ha producido diferentes trastornos mentales como la depresión, la bipolaridad y el estrés postraumático.
Aunque el abuso sufrido por S.C.R. fue en su infancia, los problemas psicológicos que esta experiencia traumática le ha producido surgieron muchos años después, o ella fue consciente muchos años después, concretamente cuando fue madre, momento en el que, como ella misma asegura, “su memoria relacional despertó”.
“Sufrí abusos de pequeña que yo consideraba juegos y leves porque no hubo penetración, pero hubo un contacto y un abuso inadecuado que marcó mi niñez y mi vida adulta. He intentado escapar como podía de niña pero creo que fue traumático no tener la oportunidad de vivir una niñez como se tendría que vivir”, ha declarado S.C.R. durante el XXII Seminario Lundbeck Trauma y depresión, la herida (in)visible, celebrado en Sitges este viernes.
Así, SCR empezó a notar que, al llegar a la adolescencia, sentía que no encajaba porque “no tenía ganas de sociabilizar tan profundamente”. “Me sentía un bicho raro“, ha afirmado. De esta manera S.C.R. fue descubriendo la herida que tenía por una vivencia que para ella fue ‘un juego’, pero que fue “el desencadenante de problemas de falta de autoestima, sentimientos de abandono y falta de protección y escucha”.
“No tener el apoyo de mi madre creó en mi una herida de abandono, de desprotección y una falda de identidad. Tenía un sentimiento de traición, me he traicionado a mi misma por no sentirme protegida y eso lo trasladé a las amistades, para mi todo el mundo era una traición, en la adolescencia me aislaba y ahora veo que es una consecuencia del trauma. Empecé a tener una doble personalidad por esconder cosas”, ha detallado.
No fue hasta hace un año y medio, a sus 50 años de edad, cuando S.C.R. acudió a terapia y obtuvo un diagnóstico de su trastorno, tras muchos años de sentimientos de estrés, depresión y ansiedad sin diagnosticar, hasta llegar a un reciente diagnóstico de trastorno bipolar por el que está en tratamiento actualmente.
“Durante la adolescencia fui consciente de que algo no iba bien, y todo empeoró con la maternidad. Tras la maternidad se despertó mi memoria relacional con el estrés postraumático, todo me daba estrés, cuidar a los niños me daba estrés. Durante todo este proceso he vivido mucho dolor, inseguridad, insatisfacción, frustración, rabia, descontento y abandono personal, incluyendo consumo de sustancias, como un vía de escape”, ha explicado.
Así, hace tan solo un año y medio S.C.R. decidió pedir ayuda a un especialista porque “no le llenaba nada”. “Me sentía completamente insatisfecha con el mundo y yo siempre tengo ganas de vivir, se me hizo muy pesado intentar no tener pensamientos de suicidio cuando estaba con tanto estrés”, ha afirmado.
De esta manera, S.C.R. “estructuró sus heridas“, tal y como ella misma ha expuesto, acudiendo al Hospital del Mar en Barcelona en terapia de día durante tres meses donde obtuvo terapia cognitivo-conductual grupal, que le “ayudó a sanar sus heridas” y su “constante ansiedad”. También ha estado en tratamiento con la psicoterapia de desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular, EMDR.
El tratamiento psicológico tras un abuso sexual infantil es clave para evitar el desarrollo de futuros trastornos mentales. “Hay que aceptar el diagnóstico, pero no sufrir por ello. Darse cuenta de ello es el primer paso y, después, ponerse en manos de especialistas y confiar en ellos, porque no nos van a juzgar sino a ayudar con el tratamiento adecuado”, ha sentenciado S.C.R.
Durante el seminario, el jefe de sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias, el doctor Guillermo Lahera, el abuso sexual infantil es una de las principales causas de traumas psicológicos y “si se eliminaran los problemas de abuso infantil, se podrían reducir entre un 20 y un 40% la prevalencia de trastornos mentales”, y “las tasa de suicidio podría bajar en un 40%”. “Si pudiéramos reducir el trauma infantil a medio plazo tendríamos mejor salud mental”, ha añadido.
Esta es la conclusión que se desprende de un estudio de la Universidad de Sydney (Australia) que examina el maltrato infantil en Australia, que ha revelado la impactante carga que supone para los australianos, estimando que causa hasta el 40% de las enfermedades mentales comunes que duran toda la vida. El análisis, publicado en JAMA Psychiatry, es el primer estudio que proporciona estimaciones de la proporción de problemas de salud mental en Australia que surgen del maltrato infantil.
Los investigadores examinaron datos que incluían encuestas nacionales proporcionadas por el Estudio Australiano sobre Maltrato Infantil en 2023 (8500 participantes), el Estudio Nacional Australiano de Salud Mental y Bienestar 2020-2022 (15,893 participantes) y el estudio Australiano sobre la Carga de Enfermedades de 2023.
Las condiciones de salud mental examinadas fueron ansiedad, depresión, consumo nocivo de alcohol y drogas, autolesiones e intentos de suicidio. El maltrato infantil se clasifica como abuso físico, sexual y emocional, y negligencia emocional o física antes de los 18 años. Se encontró que el maltrato infantil representa el 41 % de los intentos de suicidio en Australia, el 35 por ciento de los casos de autolesión y el 21 % de la depresión.