Hoy: 23 de noviembre de 2024
Una mujer mayor tuvo que ser atendida por los servicios de emergencias sanitarias, que la trasladaron a un hospital, tras desplomarse en plena misa, en una iglesia de la capital granadina, y el cura siguió a su aire con el ritual, sin aparentemente inmutarse.
El hecho causó revuelo entre los muchos feligreses que en ese momento seguían el oficio religioso al ver desvanecerse a la anciana, pero nada de lo que ocurría en el interior del templo debió inquietar al sacerdote que no detuvo la misa en ningún momento y tampoco se bajó del altar para interesarse de cerca por ella.
Ni siquiera cuando un equipo médico que acudió hasta el lugar para atenderla y trasladarla después en una ambulancia hasta el hospital. El cura fue a dar misa y la dio de principio a fin porque, al parecer, no estaba dispuesto a que nada le estropease su cometido.
Algunos de los feligreses que fueron testigos de los hechos admiten su sorpresa y hasta perplejidad, al comprobar que el sacerdote vio lo que ocurría y siguió con la celebración eucarística. “Ni siquiera se bajó del altar unos segundos para interesarse por la mujer, que habría sido lo normal, y continuar después con la misa si todo estaba bien. No es propio de un sacerdote esta falta de empatía, incluso de humanidad”, sostiene una testigo.
Mediodía, hora de la misa principal de cada domingo en una iglesia a la que suelen acudir numerosos parroquianos, muchos de ellos habituales. El sacerdote que oficia no es el titular de la iglesia. En su lugar acude un cura de mediana edad que muchos no conocen. Antes de comenzar pide que todo el mundo apague sus teléfonos móviles.
Tras la lectura del santo evangelio según San Juan (3,16-18), en el que recuerda el infinito amor de Dios al mundo como para entregar a su único hijo, el sacerdote inició su pregón. De entre los alargados bancos situados en la mitad del templo empezó a cobrar vida el murmullo de algunas personas.
Los primeros auxilios, los propios feligreses
Una mujer mayor se desmayó y fue atendida en un primer momento por los feligreses situados junto a ella. Uno de ellos avisó a las emergencias médicas. El cura se percató de lo que ocurría y preguntó si había algún médico en misa, pero desde el altar siguió sin inmutarse con el oficio religioso.
El equipo médico del 061 se presentó en la iglesia y mientras el sacerdote seguía con su plática atendió allí mismo en un primer momento a la anciana y después decidió trasladarla a un hospital para chequearla mejor.
El murmullo inicial se transformó en revuelo y mientras todo el mundo parecía estar más pendiente de lo que ocurría con la mujer que del pregón, el sacerdote seguía desde el altar con su misión. Cuando el equipo abandonaba el templo el sacerdote paró un segundo se prédica y comentó: “Esperamos que se mejore”.
Otro de los testigos que reconocía su extrañeza por el comportamiento del cura, asegura a Fuentes Informadas que eso no pasa ya ni en los estadios de fútbol. Y es que cuando el árbitro percibe o es informado de que algún espectador sufre un problema de salud, el protocolo de la Liga ordena parar el partido el tiempo necesario para que sea atendido, o incluso suspenderlo si se trata de un incidente grave.
“No es el caso de que haya que establecer un protocolo en las misas, pero hombre, ver qué pasa y un poco de interés es lo menos que se puede pedir”, agrega.