El actual alcalde de Estambul acude a los comicios con una posición más débil que hace cinco años porque esta vez no tendrá el respaldo abierto de los partidos prokurdos
Turquía se dirige este domingo a las urnas para unas elecciones municipales que tendrán a la ciudad de Estambul como principal punto de atención cinco años después del revés más significativo sufrido por el poderoso presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, quien en 2019 experimentó la pérdida de este importante baluarte político ante el opositor Ekrem Imamoglu.
Imamoglu, en ese momento candidato del Partido Republicano del Pueblo, se erigió como una de las principales esperanzas de la oposición al derrotar en las elecciones al candidato de Erdogan, Binali Yildirim. Sin embargo, no logró materializar las expectativas depositadas en él a nivel nacional. En su lugar, Kemal Kiliçdaroglu representó a su partido en las elecciones presidenciales de 2023, donde fue derrotado por Erdogan en medio de una atmósfera de desilusión generalizada con una oposición que se presentaba como un frente unido en su gran oportunidad frente al mandatario, pero que se ha fragmentado desde entonces.
Ahora, Erdogan intentará recuperar la ciudad a través de su elegido, el ex ministro de Urbanismo Murat Kurum, en una carrera ahora mismo en situación de empate técnico en las encuestas, como demostró un reciente sondeo de ASAL que concedía Imamoglu (41,9 por ciento) solo un punto porcentual de diferencia frente a su rival (40,8 por ciento).
Imamoglu acude a estos comicios en una posición más débil que hace cinco años porque esta vez, en principio, no tendrá el respaldo abierto de los partidos prokurdos que, desencantados con el CHP y partícipes de la descomposición opositora de los últimos meses, han decidido presentar a sus propios candidatos, comenzando por el antiguo Partido Democrático del Pueblo — ahora Partido de la Igualdad y la Democracia (DEM) –, que comparece a través de la diputada Meral Danis Bestas.
La decisión del DEM, explican analistas a la agencia kurdo-iraquí Rudaw, tiene también que ver con una promesa tácita por parte del Gobierno turco sobre la posibilidad de abrir una solución al conflicto armado que Ankara mantiene abierto desde hace años con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) si el DEM se “abstiene” de otorgar su respaldo explícito a Imamoglu.
No obstante, los datos que barajan los analistas apuntan que gran parte del electorado kurdo podría dar la espalda a su partido y votar de todas formas por el alcalde, dado que las encuestas solo conceden a Bestas un 3 por ciento del voto, mientras que otros expertos no descartan la posibilidad de que el DEM precisamente haya presentado a esta diputada, de perfil bajo, como una maniobra para dar una apariencia de “neutralidad” mientras respalda bajo cuerda a Imamoglu.
El candidato de Erdogan tiene sus propios problemas, resumidos en la aparición de una nueva formación política de corte religioso-conservador: el Nuevo Partido del Bienestar (YRP), que podría arrebatar votos a Kurum a través del desencanto del electorado tradicional del partido del presidente, Justicia y Desarrollo (AKP) con la gestión económica del mandatario. Las encuestas dan a esta formación aproximadamente el mismo porcentaje que a la candidata prokurda, un 3 por ciento de las papeletas.
Los comicios locales en Estambul son tan importantes que han desplazado en trascendencia a las elecciones que tendrán lugar a la Alcaldía de la capital del país, Ankara, en manos del también alcalde del CHP Mansur Yavas, por el motivo principal de que los sondeos ahora mismo le conceden una cómoda ventaja frente al candidato de Erdogan, Turgut Altinok. Y, por dar otra explicación, a nivel meramente presupuestario, Estambul representa un gigante urbano, con unas arcas anuales estimadas en 15.000 millones de euros, al que ni siquiera la capital (2.600 millones de euros) puede aspirar.