Los nuevos aranceles globales anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, han entrado en vigor este jueves 7 de agosto, estableciendo un mínimo del 10% para prácticamente todas las importaciones. La medida, plasmada en una orden ejecutiva firmada horas antes de la fecha límite, incluye gravámenes específicos a unos 70 países, con tarifas que llegan hasta el 41%, como en el caso de Siria.
«Es medianoche. Miles de millones de dólares en aranceles están fluyendo a los Estados Unidos de América«, dijo el presidente estadounidense, a través de un post escrito en mayúsculas en su red social Truth publicado poco después de la medianoche de Washington.
Entre los sectores más afectados destaca el tecnológico: Estados Unidos impondrá aranceles de “aproximadamente” el 100% a la importación de chips y semiconductores. El objetivo de esta medida, según explicó Trump, es presionar a las compañías del sector a trasladar su producción al territorio norteamericano. “Si fabricas en Estados Unidos, no habrá recargos”, afirmó el mandatario.
Estas nuevas tarifas suponen un endurecimiento de las medidas comerciales previamente anunciadas. Ya en abril, Trump propuso un arancel base del 10%, que fue suspendido por 90 días para facilitar negociaciones. Algunos países como Reino Unido y Japón lograron acuerdos para reducir las tarifas, mientras que la Unión Europea aceptó un gravamen del 15% sobre sus exportaciones.
Sin embargo, el tono volvió a endurecerse esta semana. Trump advirtió de que podría aumentar los aranceles a la Unión Europea hasta el 35% si no se cumple el compromiso de invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos. En paralelo, India fue castigada con un arancel adicional del 25% por su relación comercial con Rusia en materia energética.
Las farmacéuticas también están en la mira. Trump advirtió de que los aranceles sobre medicamentos podrían alcanzar el 250% si no se reducen los precios en el mercado estadounidense. La Casa Blanca notificó a 17 compañías farmacéuticas sobre la necesidad de ajustar sus políticas de precios.
Durante un acto en la Casa Blanca, el CEO de Apple, Tim Cook, respaldó la postura de Trump, anunciando que su empresa invertirá 100.000 millones de dólares en territorio estadounidense. «Las empresas estadounidenses están moviendo rápidamente su producción», dijo el presidente, quien aseguró que los incentivos también podrían aplicarse a compañías en proceso de relocalización, aunque advirtió: “si incumplen, cobraremos más adelante”.