Hoy: 3 de diciembre de 2024
A pesar de la importancia que tienen las elecciones estadounidenses sobre la política exterior y la gobernabilidad de su inmensa área de influencia, los detalles sobre el funcionamiento del proceso electoral son desconocidos o malinterpretados por buena parte de los ciudadanos. Por ello, a pocos semanas de que concluya este extenso procedimiento, repasamos las claves más importantes para comprender el sistema de voto norteamericano.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos, celebradas cada cuatro años, son un proceso mucho más extenuante y complejo en comparación a la mayoría de países. A diferencia de lo que sucede en España, estos comicios se extienden durante casi dos años de campaña que preceden a las urnas. La votación definitiva se lleva a cabo el primer martes de noviembre, que este año coincide con el próximo día cinco.
El proceso comienza en la primavera del año previo a las elecciones, cuando los aspirantes anuncian su intención de postularse y se registran ante la Comisión Federal Electoral (FEC). Según la Constitución, para ser candidato a la presidencia se debe ser ciudadano por nacimiento, tener al menos 35 años y haber residido en el país durante 14 años.
Desde el verano anterior hasta la primavera del año electoral, se llevan a cabo debates y reuniones, conocidas como caucus. Durante las primarias, que se realizan entre seis y nueve meses antes de las elecciones, los votantes eligen a su candidato de forma secreta. El sistema de delegados varía según el estado y las normas del partido. Los delegados, que pueden ser miembros del partido o superdelegados, asisten a la convención nacional, donde se confirma al candidato presidencial.
En estas convenciones, se selecciona al candidato que ha obtenido la mayoría de los delegados. Si ningún candidato alcanza la mayoría, se realizan rondas de votación hasta que uno lo logre. El candidato elegido también anuncia a su compañero de fórmula para la vicepresidencia. Los nombres de los candidatos de los partidos principales aparecen en la boleta electoral, y los candidatos independientes pueden participar si cumplen con los requisitos estatales.
Tras la convención, los candidatos intensifican su campaña y participan en debates, donde buscan atraer a votantes indecisos. Estos encuentros son cruciales, como se demostró en las últimas elecciones cuando el actual presidente, Joe Biden, empezó a cimentar su triunfo sobre Donald Trump.
El día de las elecciones, los ciudadanos registrados votan, teniendo la opción de elegir a cualquier candidato, independientemente de su partido. Sin embargo, el ganador no se determina directamente por el voto popular, sino por el Colegio Electoral, compuesto por 538 electores. Cada estado tiene electores en función de su representación en el Congreso.
Para ganar la presidencia, un candidato necesita al menos 270 votos electorales. El resultado de la votación popular se conoce la noche de las elecciones, pero el conteo oficial se lleva a cabo en diciembre, cuando se reúnen los electores. Es posible que un candidato gane el voto popular y aún así pierda la elección, como ocurrió en las elecciones de 2000 y 2016.
Si ningún candidato logra la mayoría electoral, la Cámara de Representantes elige al presidente entre los tres candidatos más votados. Generalmente, en enero, el Congreso cuenta los votos electorales, y el 20 de enero, el presidente electo asume el cargo durante la ceremonia de inauguración.