La marquesa de Griñón disfrutó de un doble festejo, primero con su familia paterna y luego en una cena íntima junto a su madre, Isabel Preysler
Tamara Falcó ha festejado su 43º cumpleaños en el entorno privado de sus seres queridos, en un momento de estabilidad personal y profesional. La celebración comenzó con una comida en su hogar en Puerta de Hierro, donde estuvo acompañada por su esposo, Íñigo Onieva, y familiares cercanos, como sus hermanos Xandra y Manolo Falcó, su primo Álvaro Falcó y su esposa, Isabelle Junot. Íñigo compartió una emotiva felicitación en redes sociales, mostrando el cariño y la felicidad que ambos comparten en su vida matrimonial.
La jornada continuó por la noche con un encuentro en casa de su madre, Isabel Preysler, con quien cerró el día en una cena íntima de la que no han trascendido detalles. La reunión con su madre le permitió poner un broche especial a una fecha significativa para la socialité, quien mostró su gratitud sin brindar información adicional a la prensa sobre los regalos o momentos de su cumpleaños.
Al día siguiente, Tamara volvió a su agenda en Madrid, reapareciendo sonriente y con un estilo casual y elegante que captó la atención de los medios. Luciendo una gorra negra y un conjunto cómodo en tonos oscuros, la marquesa mostró que la comodidad no está reñida con la sofisticación. Su atuendo, compuesto por un abrigo tres cuartos, chándal y zapatillas deportivas, reflejó su estilo relajado, sin perder la elegancia que la caracteriza.
En esta ocasión, Falcó decidió no hacer comentarios sobre las recientes críticas recibidas tras expresar que no contempla la adopción como alternativa para tener hijos. Sin embargo, su actitud positiva y su naturalidad al responder a la prensa demostraron que no da importancia a las opiniones ajenas y que continúa enfocada en sus propios sueños y proyectos, reflejando la estabilidad emocional que vive en esta nueva etapa de su vida.