Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los mensajes que ha podido ver en su lugar de vacaciones y que sigue viendo en cada rincón por el que pasa o visita es “Y si toca aquí”. Se refieren claro está a la Lotería de Navidad, al gran Gordo, que tanta expectación levanta y que en realidad tiene menos probabilidad de tocarte que de viajar a la luna, o casi.
Y es así, lamento bajarlo de las nubes y quitarle la ilusión, pero que para qué engañarnos, yo soy el primero que me dejo seducir por el “y si toca aquí”, y llevo desde julio acumulando décimos de bares, restaurantes o panaderías de pueblos y ciudades por donde paso, y mi mujer de uñas “por tanto gasto inútil”. Y lo que es peor, seguiré haciéndolo. Y seguiré compartiendo y seguiré soñando con la esquiva fortuna que no deja ni reintegros en los cupones de la ONCE.
Se pregunta a cuento de qué le hablo de esto en octubre, pues porque de esto se habla desde julio, porque desde entonces está en los escaparates de todo el país y porque sí, la Navidad está a la vuelta de la esquina. ¿No le parece que cada vez llega antes? No tanto como en Venezuela, pero casi.
Una ruina, sí, que es más bien lo le ‘toca’ a la mayoría de las criaturas atraídas por millones en el aire de los que, en caso de tocar, que es mucho suponer, Hacienda se queda con un ‘cacho’ más que importante. Lo recuerdo por si alguien lo ha olvidado: como cada año, destaca el ‘Gordo’ de Navidad o primer premio, de 400.000 euros al décimo; el segundo premio, de 125.000 euros al décimo; o el tercero, con 50.000 euros al décimo).
El importe del décimo continúa siendo de 20 euros. Luego están los ‘consuelos’ de los reintegros y ‘pedreas’ de “al menos recupero lo que he metido”, que es otra mentira de las gordas porque los que tienen un poco de adicción a esto no recuperamos ni de lejos lo ‘metío’. Pero claro, el que no juega y no apuesta no tiene ninguna opción. Ya se lo dijo el Santo al devoto que le pedía cada día que le tocase la lotería, y el santo harto de tanta plegaria le espetó: “Pero coño compra un décimo”.
Luego están las manías por un número o una terminación que coincida con una fecha porque nos recuerda algo importante, o porque lo hemos soñado o lo he visto en una matrícula… Y está comprar en la administración esta o aquella porque es donde más gordos se han dado, que suele ocurrir porque como todo el mundo compra allí venden más y las probabilidades de tener el número aumentan.
Y para qué hablar de los números feos que tantos disgustos han dado por dejarlos en la administración y llevarse otro más ‘bonico’ que ni flores después. Somos así, maniáticos y estrafalarios y así nos va: sería mejor que el azar hiciese su parte y no meternos en nada porque nuestra capacidad de influir en el destino viene siendo lo que se dice poca. O ninguna.
Así se han hecho y se hacen de oro administraciones como Doña Manolita, un habítáculo de 3×3 en la madrileña Puerta del Sol en la que se hacen cola que dan la vuelta a la manzana; o la de Sort, en Cataluña… O está comprar sí o sí en la ciudad donde ha habido inundaciones este año, o una desgracia gorda, como cuando el volcán en la Palma (por cierto no tocó nada y hasta yo llevaba décimos de la isla).
Mi nuera suele decir que “si no está de Dios…”. Pues no estaría de Dios porque ni el reintegro. De todas formas, para que esté informado, sepa que localidades donde más veces ha caído el primer premio ha sido Manises (Valencia). Seis veces (años 1971, 1986, 2012, 2013, 2018 y 2022), en Granadilla de Abona (Tenerife) ha caído cuatro veces, y dos veces en Ayamonte (Huelva), Linares (Jaén), Talavera de la Reina (Toledo)… La cosa está muy repartida, como se suele decir, y más ahora que con la tecnología le pueden vender cualquier número en cualquier lugar, ‘números de máquina’ se llaman.
Y en capitales, el primer premio lo tiene Madrid. En la capital el primer premio de la Lotería de Navidad ha caído en 84 ocasiones, y a continuación están Barcelona, afortunada en un total de 44 ocasiones; Sevilla (18); Bilbao (15) y Zaragoza (13). ¿Cuestión de suerte porque San Pancracio tenga ‘amigos’ por allí? Puede ser, todo todo en el bombo, pero la explicación más razonable y más lógica es que son ciudades grandes y tienen más administraciones, más punto de venta. Así es: toca más donde más se vende.
Y hasta ahí puedo leer, porque no podemos contarle nada del próximo primer premio ni del lugar, ni siquiera de la terminación, Tendrá que jugársela con el azar, con las manías o las supersticiones y que tenga suerte. ¡Quien sabe!
Y alguna curiosidad más para ir acabando: el décimo del Sorteo de Navidad de este año está ilustrado con la obra ‘La Natividad’, de Francisco y Rodrigo de Osona, una obra del Museo Nacional del Prado. Ahora nos queda esperar para ver el anuncio en televisión, aunque yo desde los tiempos del famoso calvo… muchos no han estado a la altura en emotividad y remover los sentimientos plañideros que llegan por la Navidad. Alguno, sí, pero no todos.
Lo cierto es que es que más que un sorteo, es un fenómeno sociocultural, y en eso coincido con los responsables de Lotería Nacional, y toque o no es bueno compartir ilusiones porque, es verdad: “Y si toca aquí”, es decir y si nos toca a nosotros. Pues sería la leche porque agujeros hay muchos por tapar. ¡Suerte y al décimo!