Uno de los debates más comunes en seguridad alimentaria gira en torno a su material. Durante mucho tiempo se creyó que las tablas de plástico eran más higiénicas que las de madera.
La razón: el plástico no es poroso, lo que aparentemente evita la absorción de jugos y microorganismos, afirma el diario El Excelsior.
Sin embargo, investigaciones de las universidades de California y Wisconsin han desmentido esta creencia. Sus estudios demostraron que bacterias como E. coli y Salmonella sobreviven menos tiempo en tablas de madera que en las de plástico.
La madera tiene propiedades antibacterianas naturales. Aunque las bacterias pueden penetrar su superficie, mueren con mayor rapidez en su interior.
En cambio, el plástico, aunque fácil de limpiar al principio, se raya con el uso. Esas pequeñas hendiduras se convierten en escondites para bacterias, que pueden sobrevivir incluso tras un lavado superficial.
Entre sus ventajas se encuentran varias propiedades antibacterianas naturales, especialmente si están hechas de maderas duras como arce, roble o bambú. Son capaces de proteger el filo de los cuchillos, ya que son más suaves que el plástico. Y, estéticamente, son más atractivas y útiles para servir los alimentos.
Sin embargo, requieren más cuidados, ya que no deben lavarse en lavavajillas, sino secarse bien para evitar moho o deformaciones. Suelen ser más pesadas y costosas que las de plástico. Y tampoco se recomiendan para carne cruda, a menos que se desinfecten bien o sea solamente para ese uso.
¿Acumulan bacterias? Sí, si no se limpian correctamente. Pero en comparación con el plástico, las bacterias tienden a morir más rápido en la madera.
Estas tablas son más fáciles de lavar, ya que pueden ir al lavavajillas sin ningún problema. Además, son más ligeras, económicas y fáciles de reemplazar. Y se venden en varios colores, lo que permite usarlas por separado para carnes, vegetales o pescado. Así evitar contaminación cruzada.
No obstante, cuenta con varias desventajas. Se rayan con facilidad, lo que permite la acumulación de bacterias. También son menos duraderas y resistentes a cortes profundos. Y retienen los olores con más facilidad.
¿Y tiene bacterias? Sí, sobre todo cuando están rayadas. Esas grietas pueden albergar microorganismos que resisten el lavado convencional. Por eso, se recomienda reemplazarlas con frecuencia.
No importa si eliges madera o plástico. La clave está en la higiene y el cuidado diario. Hay que utilizar tablas diferentes para cada tipo de alimento, lavarlas bien después de usarlas con agua caliente y jabón, y secarlas completamente al guardarlas. Así como renovarlas cuando sea necesario.
Las de plástico deben desecharse si están muy rayadas. Las de madera pueden durar años si se lijan ocasionalmente y se les aplica aceite mineral para mantener su superficie.
Con un mantenimiento adecuado, ambos tipos pueden ser seguros. Sin embargo, la madera ofrece ventajas naturales para inhibir el crecimiento bacteriano.
Por su parte, el plástico requiere mayor atención, especialmente cuando empieza a deteriorarse.