El Ministerio de Sanidad ha emitido una advertencia sobre los peligros para la salud derivados del consumo de suplementos de vitamina D sin prescripción médica. Ha subrayado que su utilización debe basarse en evidencia científica y criterios clínicos bien establecidos, ya que un uso inadecuado puede resultar ineficaz o incluso dañino.
La alerta se produce tras un brote en Baleares en el que 16 personas sanas fueron hospitalizadas con hipervitaminosis D. Estos casos, provocados por un suplemento defectuoso adquirido por internet, derivaron en complicaciones como hipercalcemia, insuficiencia renal y arritmias cardíacas. La AEMPS también ha documentado casos similares de sobredosificación en niños y adultos.
Sanidad insiste en que este tipo de suplementos no deben consumirse sin una indicación médica precisa. Además, advierte de que la evidencia científica no respalda de forma concluyente los beneficios no óseos atribuidos a la vitamina D, por lo que su uso preventivo sin justificación puede ser contraproducente.
También ha recordado que no se recomienda realizar análisis para medir los niveles de vitamina D en personas asintomáticas sin factores de riesgo. Las guías clínicas indican que solo debe hacerse en casos específicos como síntomas de déficit o trastornos óseos, como la osteomalacia, o en pacientes mayores con riesgo de caídas.
Otros casos en los que sí está indicada la medición incluyen enfermedades crónicas que afectan el metabolismo (como insuficiencia renal o enfermedad inflamatoria intestinal), tratamientos con fármacos que interfieren en la absorción de vitamina D, o sospecha de intoxicación. La supervisión médica es indispensable en todos estos escenarios.
En cuanto a los niveles adecuados, Sanidad señala que entre 12 y 20 ng/ml es suficiente para la mayoría de la población, según la Academia Nacional de Medicina de EE UU. Cuando se justifica la suplementación, las dosis deben oscilar entre 400 y 2.000 UI diarias, siempre bajo control médico para evitar riesgos de toxicidad.