Hoy: 27 de febrero de 2025
La defensa del ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha solicitado su absolución, argumentando que el beso dado a la futbolista Jennifer Hermoso fue «una manifestación de euforia» sin «ánimo sexual» ni coerción posterior para que la jugadora cambiase su versión de los hechos.
En el escrito de defensa, recogido por Europa Press, su abogada subraya que el beso ocurrió en un estado de «máxima alegría y satisfacción por el extraordinario triunfo deportivo de la Selección Española Femenina de Fútbol» en el Mundial de Sídney, descartando cualquier «ánimo libidinoso» en la acción de Rubiales.
Es importante recordar que la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita una condena de 2 años y 6 meses para Rubiales: 1 año de prisión por un delito de agresión sexual y 1 año y 6 meses por un delito de coacciones. En enero, el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge propuso juzgar a Rubiales, considerando que el beso a la jugadora «no fue consentido» y que el exdirigente actuó de forma «unilateral y sorpresiva».
Su representación repasa lo ocurrido «durante la celebración de la ceremonia de la entrega de medallas a las jugadoras». «En el momento en el que Hermoso llegó a la altura de Rubiales, ambos abrieron los brazos, abrazándose afectuosamente, diciéndole Hermoso a Rubiales: «La que hemos liado», recoge el escrito, que subraya que éste contestó: «Este Mundial lo hemos ganado gracias a ti».
La defensa sostiene que «este momento tenía un especial significado para Hermoso al haber sufrido durante el partido de la final un profundo disgusto al fallar un penalti, deseando Rubiales manifestarle con esas palabras que era una jugadora de gran valía». «En el momento de ese abrazo, Hermoso llegó a alzar del suelo a Rubiales, y cuando este volvió a tener los pies sobre la tarima, mientras seguían abrazados, se dieron mutuamente un beso en las mejillas, y cuando separaron sus cabezas, Rubiales puso sus manos sobre las mejillas de la Hermoso», añade.
Fue en ese momento cuando el entonces presidente de la RFEF habría lanzado la pregunta: «¿Te puedo dar un besito?». «Vale», habría contestado Hermoso, lo que según el escrito desencadenó en el incidente. «Hermoso, lejos de realizar algún gesto que revelara rechazo, incomodidad o contrariedad, cuando empezó a separarse de Rubiales, le dio dos palmadas en los costados izquierdo y derecho, alejándose de él sonriendo», aduce la defensa.
El escrito recoge las manifestaciones de Hermoso con posterioridad al incidente, en la que destacan que no mostró su disconformidad con el beso. Rubiales también menciona que, al observar el revuelo generado en redes sociales por el beso, se acercó a Hermoso en el avión de regreso para proponerle una comparecencia conjunta ante los medios, donde ella pudiera confirmar que el beso fue consensuado. La jugadora le comunicó «que no deseaba hacerlo, respetando Rubiales esa decisión», asegura la defensa.
El escrito indica que Rubiales no solicitó ni ordenó en ningún momento a Jorge Vilda, entonces seleccionador nacional femenino, a Rubén Rivera, entonces responsable de Marketing de la RFEF, o al director deportivo de la institución, que hablaran o mediaron con Hermoso o con las personas de su entorno familiar y personal para que hiciera unas manifestaciones públicas junto a Rubiales afirmando que el beso había sido consentido.
De cara a la vista oral para la que no hay fijada fecha todavía, la abogada de Rubiales pide que declaren como testigos exdirectivos de la RFEF, futbolistas como Alexia Putellas o Irene Paredes, la actual seleccionadora Montse Tomé o las dos hijas de Rubiales.
Y es que, explica, ambas estuvieron en «la final del Mundial Femenino de Fútbol en Sidney y viajaron de vuelta en el avión a España junto a las jugadoras, sus familiares y amigos y los miembros de la RFEF, pudiendo aportar elementos valorativos al Juzgado de lo Penal sobre lo que ocurrió en el vuelo de vuelta a España».
Su representación también solicita aportar, entre otras pruebas, la pericial de lectura de labios de las palabras que Rubiales pronunció antes de besar a Hermoso, realizada por dos expertos de la Agrupación de Personas Sordas de Granada y provincia.