Siempre lo he dicho y lo repetiré hasta la saciedad: en la cárcel no existe el tratamiento, no existen los profesionales que se necesitan, no hay ganas de rehabilitar ni de resocializar…
¿Qué hemos aprendido del lado de la acera democrática? Casi nada. Seguimos hablando del derribo del comunismo, como si todavía estuviéramos frente al Muro de Berlín…