México, una sociedad hambrienta de justicia

8 de noviembre de 2025
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México, una sociedad hambrienta de justicia
Marcha por la Paz y la Justicia" en Uruapan, Michoacán. /Imagen Diario de Chihuahua

El país observa impotente cómo el crimen vuelve a marcar los límites del Estado y la limitación a las libertades de la sociedad

Alberto Capella ha publicado un interesante artículo en El Universal, de México, en el que alude al asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, del que extraemos algunos párrafos.

Tras la tragedia han emergido versiones diversas: algunas con base técnica e institucional; otras, de uso claramente político-partidista. No sorprende: así ha operado México en las últimas dos décadas. Los carniceros del presente serán las reses del futuro, porque precisamente las reses del presente fueron los carniceros del pasado. Así funciona la política mexicana; la única diferencia entre unos y otros es el filo y lo sucio del cuchillo.

El alcalde Manzo simbolizaba la valentía frente al crimen, pero esa frontalidad requiere una estrategia integral de protección. Su deseo legítimo de mantener cercanía con la gente —fuente de legitimación política— prevaleció sobre la prudencia que imponía su nivel de riesgo. Ese desequilibrio, probablemente alentado por su entorno más cercano o por la ansiedad de obtener apoyo social a su causa, resultó fatal.

Es necesario recordar que Manzo había confrontado de manera abierta a grupos criminales que históricamente han dominado sectores clave de la economía local. No debe descartarse que el ataque provenga no del grupo directamente enfrentado, sino de una organización rival que buscó imputar el crimen a su enemigo y desestabilizar la ofensiva estatal en la zona.

El caso Uruapan exige una lectura integral: falló el equilibrio entre política y protección; persisten zonas grises en la coordinación de seguridad estatal, federal y municipal; y el uso político del crimen sigue siendo la norma, no la excepción.

Lo dicho por la presidenta Sheinbaum no representa novedad alguna: es la reiteración de recetas ya ensayadas en los gobiernos de Calderón Peña Nieto. Sin embargo, lo que plantea requiere como condición sine qua non la confianza y el apoyo de una sociedad hambrienta de justicia, elemento indispensable para que cualquier estrategia o política institucional de largo calado tenga viabilidad real. Esa confianza, hoy, parece imposible de obtener.

Como consecuencia, el escenario a corto y mediano plazo seguirá siendo profundamente desafortunado y desalentador para Michoacán, y por extensión, para un país que observa impotente cómo el crimen vuelve a marcar los límites del Estado y la limitación a las libertades de la sociedad.

Que descanse en paz Carlos Alberto Manzo Rodríguez, lo que en esta vida no pudo obtener.


En este enlace está el contenido íntegro del artículo ‘Carlos Manzo, un análisis de inteligencia’, de Alberto Capella
https://www.eluniversal.com.mx/opinion/alberto-capella/carlos-manzo-un-analisis-de-inteligencia/

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