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Cuca Gamarra (PP) entregará a Pedro Sánchez el control de la Junta Electoral Central

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra | Fuente: EP

Es un secreto a voces en Génova, sede del PP, el notable grado de torpeza política y jurídica que aqueja a Cuca Gamarra, Secretaria General de la formación conservadora, que en nada ha mejorado a su predecesor, el, al igual que fue ella, casadista, Teodoro García Ejea.

La política riojana, que no ha ejercido otra profesión seria, y rentable, que la política, pues desde antes de cumplir la treintena ya desempeñaba una tenencia de alcaldía en el Ayuntamiento de Logroño, capital de la que llegó a ser regidora, no parece dotada de las luces y la astucia necesarias para enfrentarse en el Congreso de los Diputados a sus adversarios del PSOE, pues no es la primera vez que estos le dan gato por liebre, teniendo que intervenir otros compañeros de partido para evitar o limitar los daños que su impericia provoca.

Carente, a diferencia de Cayetana Álvarez de Toledo, de cualquier poso cultural y, por tanto, de ideología, trata de disimular su crónico déficit intelectual con una actitud autoritaria y asertiva, intentando transmitir en sus intervenciones una imagen de firmeza en sus postulados que, si se leen, se revela huera de todo fundamento.

Su propósito de renovar a toda costa la Junta Electoral Central, en la que actualmente son mayoría los vocales de sensibilidad conservadora, es un ejemplo de su conocido afán de cambiar por cambiar alocadamente, sin medir las consecuencias de lo que se hace, pero simulando un progresismo de baratillo.

La Junta que se constituirá, si nada impide esta nueva entrega al Gobierno de Pedro Sánchez, de una institución fundamental, estará integrada por vocales de sensibilidad mayoritariamente afín al Ejecutivo, más aún si doña Cuca transige con el propósito de la izquierda de arrebatar a VOX uno de los cinco vocales catedráticos de Universidad a elegir por la Mesa del Congreso para cedérselo a SUMAR, de manera que el PP elegiría a dos, el PSOE a otros dos y SUMAR a uno, a pesar de ser VOX la tercera formación parlamentaria en número de diputados y votos. Pero para Gamarra, como casadista vergonzante, el enemigo es VOX, como lo es Isabel Díaz Ayuso, y la entrega al Gobierno, tal vez en puertas de unas elecciones generales a cara de perro que pueden ser decisivas para el futuro de España, del órgano en que culmina la administración electoral española le resulta indiferente, al desconocer, dada su falta de visión estratégica, los efectos que ello puede desencadenar.

Esta política, de apariencia monjil, políticamente corta de vista, de limitadas entendederas y solo preocupada de su supervivencia en la cúpula del PP, ya hubo de ser frenada en julio de 2024 por el portavoz del grupo parlamentario del partido en el Congreso Miguel Tellado en su intento de entregar a Pedro Sánchez y sus aliados el órgano encargado de garantizar la transparencia y objetividad del proceso electoral. No obstante, Cuca Gamarra, que cree en el cambio a ciegas, puesto que carece de criterio para medir las consecuencias de este, parece que ha logrado convencer ahora a Feijoo de la conveniencia de renovar la Junta Electoral Central, sin haberse detenido a examinar la composición que las recientes incorporaciones de vocales judiciales a los ocho insaculados por el Consejo General del Poder Judicial confieren al órgano que va a constituirse, en nada favorable a las derechas.

Pues bien, si nadie lo remedia el próximo proceso electoral general estará controlado por simpatizantes del Gobierno sanchista y sus socios, pues ya se sabe cómo se las gasta Sánchez con las instituciones, que, cual es el caso del Tribunal Constitucional o la Fiscalía General del Estado, coloca a su servicio personal sin pudor alguno o bien, como ocurrió con el anterior Consejo General del Poder Judicial, desactiva y convierte en inoperantes, o ignora y elude, tal y como viene haciendo con el Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial y el Consejo Fiscal a través de la fraudulenta técnica de la Proposición de Ley. Y además, para mayor dislate, con su audaz e inteligente iniciativa Cuca Gamarra evitará a un acorralado Presidente del Gobierno un problema con sus socios de SUMAR, como sería no cederles uno de sus dos vocales catedráticos de Universidad, a costa de privar a VOX del vocal que le corresponde en la Junta, propinando así al partido de Santiago Abascal un pellizquito de monja.

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