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¿Pero qué le pasa a Letizia?

Letizia

La Infanta Sofía ha hecho la Confirmación arropada por sus padres, la Princesa Leonor, la Reina Sofía y sus abuelos maternos. | Fuente: Europa Press

Concha Sastre

¿Hay algo más amoroso que ver a una abuela de la mano de su nieta? Creo que no, pero Letizia está empeñada en impedirlo. No sé qué le pasa a la esposa del rey Felipe VI, pero los gestos que tiene con la reina doña Sofía no me gustan nada, y menos cuando están de por medio las nietas.

Letizia lo ha vuelto a hacer. Durante la confirmación de la infanta Sofía se pudo ver un polémico momento en el que la reina Letizia tira del brazo de su hija Leonor cuando ésta va de la mano con doña Sofía, justo antes de la foto oficial. ¿Por qué se empeña Letizia en impedir que la reina doña Sofía vaya de la mano de su nieta? Si de algo estamos seguros los españoles a estas alturas es que doña Sofía ha sido de lo poco salvable de la familia real española desde que supimos de los trapicheos del cazador de elefantes. Ella ha ejercido con decoro con las exigencias de su cargo y nadie le puede escatimar su relación con los nietos.

No es la primera vez que la reina tiene un gesto tan feo al separar a la abuela de su nieta. Ya lo hizo en la puerta de la Catedral de Palma de Mallorca. Entonces fue la propia Leonor la que retiró el brazo de su abuela -es de suponer que por indicación de su madre-, y aquella secuencia sacudió y molestó tanto a los españoles que desde entonces Letizia sobreactúa cuando se encuentra con su suegra para intentar vender la imagen de cordialidad. Sea lo que sea lo que se le pasa por la cabeza, le puede más que las buenas maneras y ha vuelto a dar la sensación de estar empeñada en que Leonor y llegado el caso de su hermana Sofía no estuvieran cerca de su abuela paterna.

Dicen los que intentan suavizar el incidente que se trata de un mal entendido por un ‘asunto de protocolo’. En las imágenes se puede apreciar que, en el momento de colocarse, la reina emérita Sofía, insistentemente abrazada a la princesa Leonor, quiso colocarse a su lado en la foto y Letizia tuvo que separarla de su hija mayor, a la que llevaba de la mano, y la colocó en el otro extremo de la foto, en el lugar más alejado posible de la futura reina. La abuela se resistió durante unos segundos, pero la reina Letizia se mantuvo firme.

Esta mujer no puede llevar el protocolo, si es que esta es la cuestión, hasta esos extremos tan burdos de separar a la abuela y su nieta en un acto familiar como es la confirmación. Que digo yo que por encima de esas vainas está la ternura de una mujer que tiene devoción con su nieta, y que por encima de las aviesas ideas de la señora Letizia está el sentido común porque no se trata de un acto oficial en el que guardar las formas. El arcaico proceder de instituciones no debería imponerse sobre algo tan natural como las relaciones entre una mujer y su nieta.

Soy monárquica, de verdad. No creo que una república sea mejor solución que el excelente papel que está desempeñando el rey Felipe VI, pero no sé qué le pasa a esta reina consorte y no me gusta su proceder. Es verdad que nunca fue santo de mi devoción por sus maneras arrogantes y porte de sabionda, y que desde lo que hizo con la reina Sofia y la hija en la Catedral de Palma la tengo cruzada.

Ya sé que a Letizia le importará mi opinión lo mismo que un kilo de patatas con brotes, pero es que entre sus feos y el comportamiento de otros miembros impresentables de la familia real me tienen frita. O no es para estarlo con el holgazán chulesco Froilán, o la altiva María Federica de Marichalar y Borbón, que te mira con cara de asco -bueno a mí no porque no he tenido el disgusto de encontrármela, tal vez porque no soy frecuente de esos ambientes tan nobles-, y se da a la fuga cuando su caballo ‘atropella’ a una viandante en la Feria de Sevilla.

Pero claro, qué se puede esperar de los niños de una señora, la infanta Elena, que cuando una reportera se le acerca para preguntarle le recrimina que no se dirigiese a ella como “doña Elena”. ¡Coño, como siga recordando cosas a este paso al final me hago republicana y lo siento por don Felipe! Por cierto, que el hijo y el padre de las muchachas algo tendrá que decirle a señora Leti, aunque sea en privado. ¡Que todo se ve y de todo se habla!

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