Rosa Álvarez, presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales 29O, entró este martes al Congreso con el corazón encogido, pero también con esperanza. Fue la primera en hablar ante la comisión que investiga la gestión de la dana. Lo hizo con la voz firme, agradeciendo que por fin las víctimas fueran escuchadas las primeras. “Eso nos hace recuperar la confianza en las instituciones y sentirnos un poco más cerca de conseguir justicia y reparación”, confesó.
Su intervención marcó un antes y un después. No solo por su tono sereno y combativo, sino porque puso palabras al dolor de cientos de familias. Recordó que el PP y Vox votaron en contra de la creación de la comisión, y contrastó la actitud del Congreso con la del Senado o las Cortes Valencianas, donde —dijo— “ni siquiera nos dejaron contar la verdad”.
Álvarez no buscó culpables fáciles, pero fue directa: los responsables políticos “tenían las herramientas para proteger a la gente”. Y añadió una frase que quedó flotando en la sala: “A nuestros familiares no los mató la lluvia. Los mató la mala gestión, la falta de previsión y el desprecio por la ciencia”. Cada palabra dolía, pero también reclamaba responsabilidad, según Europa Press.
Rosa no ocultó lo que muchos afectados sienten desde hace meses. La dimisión del expresidente de la Generalitat, Carlos Mazón, no les devuelve a sus seres queridos, pero sí es un alivio. “Es una victoria moral. El máximo responsable ya no representa a un pueblo que se levantó tras la tragedia”, afirmó. Para ella, este paso demuestra que la presión ciudadana puede mover montañas: “Las personas pequeñas, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.
La presidenta de la asociación insistió en que seguirán luchando hasta el final. “Nos queda el segundo paso: Mazón a prisión. Estamos más cerca”, proclamó, recibiendo el apoyo de varios diputados presentes. Su mensaje fue tan humano como contundente: no buscan venganza, sino justicia.
Antes de cerrar la sesión, la presidenta de la comisión, Carmen Martínez Ramírez, reconoció la valentía de las víctimas y prometió que el Congreso será un espacio de “escucha y reconocimiento”. No pueden devolver el tiempo atrás, dijo, pero sí “arrojar luz y evitar que nadie más sufra tanto dolor e injusticia”.
Entre lágrimas y aplausos, Rosa Álvarez salió del Congreso con la sensación de haber cumplido una promesa: mantener viva la memoria de su padre, Manuel El Barbero, y de todas las víctimas que, un año después, siguen esperando algo tan simple y tan difícil: justicia.