La inconstitucional ley de amnistía va a ser validada por el Tribunal Constitucional (TC) de Cándido Conde-Pumpido en cuestión de horas o días. Los seis miembros del TC nombrados por el PSOE y partidos afines votarán a favor y los cuatro del PP en contra.
De esta forma Puigdemont podrá volver a España impune y sin penar por el golpe de estado que dio en Cataluña (a diferencia de los otros compinches, que, al menos, sí han pisado la cárcel).
El tribunal Supremo se negó a amnistiarle. Es anticonstitucional amnistiar un delito de malversación de fondos públicos, dijo la Sala de lo Penal.
Lo relevante es que cuando Cándido lo libere de culpa, Pedro Sánchez, el Pollastrón de La Moncloa, habrá cumplido la promesa de amnistía que le hizo a Puigdemont a cambio de sus siete votos secesionistas.
Los mismos que le permiten seguir atado al sillón del poder sin ni siquiera haber ganado las pasadas elecciones.
¿Recuerdan cuando Sánchez y mamporreros varios activaban a sus medios subvencionados para que agitaran que el PP de Pablo Casado estaba incumpliendo la sagrada Constitución porque se negaba a renovar el Tribunal Constitucional?
Como Casado era reacio a renovar, porque entre otras cosas suponía darle el poder a Sánchez en el Constitucional, el Pollastrón ideó una campaña de presión contra el timorato Casado en la que Sánchez implicó a todos sus correligionarios mediáticos.
Era crucial para él llevar a Cándido a la presidencia del Constitucional y cambiar la mayoría conservadora por una afín al PSOE para contar con los siete votos de Puigdemont.
Era gravísimo, repetían los socialistas y sus voceros, que no se renovara el Constitucional pese a haber expirado su mandato la mayoría de sus miembros. Gravísimo.
Ni el desempleo, ni el precio de la vivienda por las nubes para los jóvenes… Todo eso era secundario.
En ese marco de presión, a la que terminó sucumbiendo Casado, Pedro aparentaba estar preocupadísimo, un sinvivir, parecía que le iba la vida en ello.
Se despertaba sobresaltado y sudando a media noche pensando que los populares le estaban impidiendo cumplir el mandato constitucional de renovar a los miembros del tribunal. ¡Menudo problemón! El pobre, un purista de la legalidad, debió pasarlo muy mal…
Apuesto a que el Pollastrón ni siquiera se ha leído la Constitución. ¿Que le preocupa que se incumpla? Una eme mayúscula.
Lo cierto es que la presión, medida, meditada y espoleada por los medios gubernamentales, hizo efecto. Y Casado entregó la mayoría del Tribunal Constitucional a Cándido y sus edecanes.
Y Pedro descansó. Objetivo cumplido. Puigdemont a la calle y yo sigo en La Moncloa, debió pensar.
En realidad, al Pollastrón le importa un bledo que no se cumpla la Constitución. Si hay alguien que la ha estado pateando (el estado de alarma durante la pandemia, por ejemplo), es él.
Su objetivo era colocar a su cohorte de secuaces en este tribunal para que le validarán su plan de fechorías tendentes exclusivamente a mantenerse en el poder. Cabe recordar la absolución de los políticos socialistas de los Eres.
Entonces no se hablaba de los chanchullos familiares y de partido que hoy atenazan a Sánchez. Su preocupación era contentar a los secesionistas de Puigdemont y darles el alma si era preciso (bueno, la suya no, la del resto de españoles). Pero del Falcon nadie lo apea.
La jugada para conquistar el Constitucional pasaba inexorablemente por entregar la presidencia de este alto tribunal a Cándido Conde-Pumpido, otrora un buen magistrado, de casta familiar, pero de ambición ilimitada. para él y su prole.
Desde entonces, el Constitucional está dominado (6 contra 4) por los chavales y chavalas de Cándido. Ninguno de ellos de gran altura jurídica, pero sí de ciega obediencia al boss.
Pedro prometió a Griñán y Chaves que el Constitucional revocaría la condena del Tribunal Supremo sobre los EREs, y Cándido le cumplió, y ahora también le va a cumplir con la amnistía.
Sin esperar a que previamente se pronuncie el tribunal europeo, como ha pedido el Tribunal Supremo español.
Se expone a un revolcón, pero a Cándido, a su edad, ya parece darle igual ocho que ochenta. Le dieron el puesto para eso. Y aceptó.
Van a validar la misma amnistía que el propio Pedro Sánchez, al poco de llegar al Gobierno, la tachó de «INCONSTITUCIONAL».
Pedro cambia de opinión, no porque su exégesis inicial fuese errónea, no. Cambian de opinión por su propio interés personal. Seguir en La Moncloa sin haber ganado ningunas elecciones.
Una comisión europea, no la judicial, ya ha advertido de que la amnistía española parece más una «autoamnistía». La ley que la regula la ha hecho el propio Puigdemont con su abogado. Lo nunca visto. A la carta.
Un trastornado solo sufre cuando le dañan su amor propio, sus obsesiones, si se le contraría o se siente impotente para lograr su fin. No le importan los medios para alcanzarlo.
Ni se inmuta en promulgar que es blanco lo que ayer era negro. ¡Y qué más le da a él eso mientras se cobije bajo los plácidos árboles de La Moncloa y su Bego tenga sirvientas que le pongan la comida y le regalen una cátedra impostada para entretenerse y hacer negocios.
Como mínimo, presuntos tráficos de influencias.
La Carta Magna dice que el Gobierno tiene que presentar cada año unos presupuestos generales del Estado. Solo lo ha hecho una vez en los 7 años que lleva en el poder. Y esto si es incumplir la Constitución. ¿Y? -dice Sánchez.
La Carta Magna dice que la última instancia jurisdiccional en España es el Supremo y que Cándido Conde-Pumpido y secuaces no son nadie para volver a juzgar algo (por ejemplo, los EREs) ya enjuiciado y con sentencia firme del Supremo. ¿Y qué más das…?
Al Pollastrón le da igual por donde salga el sol siempre que le caliente a él dentro de La Moncloa. La Constitución le da la risa tonta…
Es Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el yerno de Sabiniano, el de las 17 saunas gay de Madrid. El Sánchez que, al llegar al poder, decía que iba a abolir la prostitución. Todo parece de chufla.
Un tío con principios no puede actuar así. No puede ni salir a la calle porque hasta en los espectáculos públicos, sin estar él, lo abuchean al unísono y le recuerdan a su progenitora (la pobre debe padecer zumbidos constantes…).
Nunca ganó unas elecciones. Pedro está donde está tras haberle dado a los herederos etarras y a los golpistas catalanes lo que aseguró que nunca les daría.
Ahora, las recientes encuestas, menos de la de Tezanos, le vaticinan un batacazo descomunal. Está envuelto hasta las sienes de su mujer y hermano en casos de corrupción, sin contar las fechorías de sus edecanes más cercanos).
Un tío así, coge el petate y se va. Y se va, Pedro, se va… Por dignidad torera, como diría Ábalos.
Cualquier colega suyo europeo lo habría hecho. Hasta en África ya se van por menos.
El domingo por la tarde, Pedro salió de su escondite antibulos para contar que había logrado que la aportación de España a la OTAN sea del 2,1% y no el 5% como demanda Trump. Este bulo es suyo. Tendrá que llegar al 5% del PIB dentro de siete u ocho años. Le desmintió el secretario general de la OTAN.
Es cierto que un 5% es inasumible para España y rompería el paraguas social que acertadamente nos hemos dado, salvo que se drenase el semillero de corrupción que flagela al país.
Veremos lo que le dice Trump en la próxima cumbre de la OTAN. Es notorio que siente por él una tirria similar a la que le tiene a Maduro. No los quiere ni benditos… Quizás ni lo salude. La última vez lo miró y le señaló una silla para que se sentara, sin decirle ni mu.
Desde hace una semana, el run run de la calle es, tras la explosión de corrupción que le salpica, si Sánchez aguanta o si dimite y deja a un adlátere de presidente. El día que se vaya -¡qué digo yo, irse, nunca, cuando lo echen, o el poder lo asfixie!- en muchas esquinas se brindará con profusión.
Ver a un tipo que nunca ganó las elecciones (que llegó a presidente tras regalar a los secesionistas y a los herederos de los terroristas lo inimaginable, y que, si sigue, seguirá repartiendo dádivas como si él fuera el dueño de lo que no es suyo) ATORNILLARSE al poder, es vomitivo. Simplemente.
Si Rajoy debía dimitir porque, según Sánchez, era «un presidente indecente», sin habérsele imputado nada (ni a él, ni a su esposa ni a ninguno de sus hermanos), lo lógico, lo moral, lo ético y los principios mínimos vitales indican que es él quien justamente debe emularse y dimitir. Por indecente múltiple y continuado.
Pero los principios de Sánchez son como los cinematográficos del gran Groucho Marx. O sea, nada.
No basta pedir perdón, hay que asumir responsabilidades (¿recuerdas la frasecita? Es tuya, Pedro, destinada a Rajoy). O sea, aplícatelo.
Rajoy pidió perdón por actos de terceros. Tú lo has pedido por tus dos ex número 2, Ábalos y Cerdán.
¿Pero y Bego? ¿Y tu hermano David Azagra? Tu familia directa. ¿No la cuentas? Los jueces sí. Lo tuyo es aún más grave que la Gürtel, Pedro. Sobre tu entorno está cayendo negros nubarrones judiciales.
¿No te da vergüenza que la comidilla de los españoles sea que te has atrincherado en La Moncloa?
¿No te deprime haberte convertido, por tus mentiras inconmensurables, en un presidente odiado, en un tipo sin escrúpulos incompatible con la verdad? ¿En un tipo que ha creado 90 nuevos impuestos? El puterío cuesta una pasta…
Si convocas elecciones y sale la derecha, ¿qué pasa Pedro? Esa es la democracia. La real, no la bolivariana. No es democracia gobernar donde no te quieren… O, al menos, haz prueba.
Tienes motivos tras tantísimo cieno destapado en tu partido y en tu familia directa.
Otea las últimas encuestas, mira cuántos votos menos que Feijóo sacaste y no seques más con el bolsillo de los españoles para seguir en La Moncloa.
La historia, una parte ya está grabada, dirá de ti que te atrincheraste en tu bastilla al frente del Gobierno más corrupto y putero de la democracia.
Y también dirá que eres un pollastrón aforfallado que no tuvo dignidad ni para irse. Hazte un favor y vete, aunque sea a la República Dominicana, o a Marruecos.
De verdad, Pedro, y Cándido, ‘si me queréis, irsus’, que diría La Faraona, Lola Flores.
[Para quienes interpreten que soy de eso que llaman la fachosfera, solo un apunte: yo destapé el caso Gürtel del PP, tres años de investigación. Entonces me insultaban desde del PP. Pero los del PP dimitían. Aquí casi nadie dimite ni se va]