Supongo que con la mejor intención se promueven los partidos políticos de nuevo cuño. Al principio, cualquier novedad se festeja y, mucho más, la de aquellos que desean ponerse de acuerdo para corregir en la sociedad las maldades o las irreverencias políticas. Así nació Podemos; Sumar, después; ahora Izquierda española… Algunos, como los infantes del siglo XIX, mueren antes de que les apuntara el bigotillo y pudiesen ofrecer el primer beso.
Los buenos preludios son fundamentales para cualquier emprendimiento: las cosas son según como se principian, escribía santa Teresa, pero es igualmente importante un buen ojo clínico para elegir a los componentes que han de desarrollar la nueva pirámide del bien. Con inteligencia, precaución y lupa han de buscarse los primeros coincidentes. Y desconfiar de los que besan atropelladamente porque, en la boca de algunos besucones, se agrupan las maldades. Hasta Jesucristo se equivocó eligiendo a Judas sin saber, o sabiéndolo, que delante del beso están casi siempre los dineros.
La patología del poder, del prestigio y de las cuentas corrientes acompañan con sus sombras los propósitos de lo conveniente. A estas alturas, como defendía Rafael Guillén, yo sólo creo en la otra mitad de lo visible.
pedrouve