Quien así habla hoy desde mi pluma es don Antonio Machado, que quiere enseñarnos humildad en medio de tanta altanería. Porque todo lo que es el hombre, bueno y malo, se debe a la justa valoración de sus medidas.
A un prestigioso periodista escuché decir que existen tres clases de pedantes: los propiamente dichos, es decir, los cursis que se exceden en las citas; los pedantuelos, que citan equivocadamente; y los pedantones, que se citan a sí mismos. Pienso yo que,
El más socarrón de mis maestros, en un aparte quiso ponerme en guardia: “Nunca te olvides que algunos, por no saber de nada, pueden hablar de cualquier cosa”. Dos veces en mi vida fui a Estados Unidos, la primera para dar una