Tuve un amigo que, cuando presentaba a su mujer siempre decía: “Aquí mi costumbre”. Si acaso notaba cara de extrañeza, se detenía un instante explicando que en su costumbre no se adormecía la rutina, sino una despojada manera de vivir de todo
Siempre que puedo regreso a Córdoba para ver cómo florece el bronce de Séneca entre jazmines, mirando a la Puerta de Almodóvar. Recorro desde allí algunas tabernas de mis primeros años juveniles, cuando Carlos y yo íbamos a tomarnos una copita de