Cuando Felipe V, el primero de los Borbones, enviudó de María Luisa de Saboya, quedó peligrosamente entristecido porque le faltaban las desembocaduras del amor, que el Rey
Doña Manuela llegaba a los sitios en su coche grande azul y blanco, con aletas de tiburón en los traseros. Tenía una elegancia indescifrable. Su chófer no vestía como los demás, de gris o azul marino, sino de verde intenso, por hacer