Los representantes eclesiásticos destacan las elecciones al Parlamento e instan a la cooperación entre países y grupos diversos
En una carta dirigida al representante permanente de Bélgica ante la Unión Europea, Willem van de Voorde, los obispos europeos y representantes de iglesias del continente han urgido a intensificar los esfuerzos diplomáticos para alcanzar un alto el fuego en Ucrania y Gaza. La comunidad internacional es llamada a comprometerse aún más en la búsqueda de una solución pacífica y duradera para los conflictos en curso en Europa y sus fronteras, al respetar el derecho internacional y fomentar el diálogo entre las partes.
En la misiva, enviada días antes del inicio del semestre belga de presidencia de la UE, los obispos expresan su condena a la “trágica guerra” provocada por la “brutal agresión” e invasión perpetradas por Rusia contra Ucrania. Afirmaron que este conflicto no solo desafía el orden internacional, sino que también causa sufrimientos humanos y destrucción generalizada. Además, expresaron solidaridad con las víctimas y condenaron el despiadado ataque de Hamás contra el pueblo israelí.
Llamamiento a la cooperación y a la protección de valores comunes
En otra parte de la carta, los representantes de las Iglesias europeas se hicieron eco de la importancia de las elecciones al Parlamento Europeo y llamaron a la cooperación entre países y diferentes grupos sociales y religiosos. Destacaron la necesidad urgente de salvaguardar la Unión Europea al fortalecer los valores comunes, proteger la democracia y combatir el fundamentalismo y la polarización.
En el comunicado, los obispos y representantes de la Iglesia también señalaron el creciente malestar y temor en muchos países por los costes sociales actuales y futuros de la transición ecológica. Subrayaron la importancia de alcanzar un amplio consenso político y social para evitar un posible estancamiento legislativo hacia un futuro sostenible. Además, destacaron las responsabilidades globales de la UE en la seguridad de las importaciones de energía y materias primas, instando a evitar acuerdos con regímenes autoritarios y la explotación de países en desarrollo.
Finalmente, los obispos concluyeron la carta al llamar a mayores esfuerzos en el ámbito educativo y solicitar medidas para evitar la fuga de trabajadores especializados fuera de Europa. Abogaron por la creación de asociaciones entre instituciones y organizaciones civiles y religiosas para promover el desarrollo equitativo de las regiones europeas.