Hoy: 22 de noviembre de 2024
Los nuevos audios que revela hoy FUENTES INFORMADAS acreditan que el ex director adjunto operativo de la policía, DAO, durante la etapa del PSOE de Felipe González, Agustín Linares Molina, quien declaró como testigo en el juicio que se sigue contra el comisario Villarejo en la Audiencia Nacional, se apartó de la verdad durante muchos pasajes del interrogatorio al que fue sometido el pasado 4 de abril en la Audiencia Nacional. Linares declaró que su relación con Villarejo era “escasa” y que ignoraba que este tuviese una empresa, Cenyt, que compatibilizaba con su labor de agente de Inteligencia en el seno de la policía. Sin embargo, su hija trabajó en Cenyt, la empresa de Villarejo, y él era conocedor de trabajos que Villarejo hizo para la policía desde su esfera semiprivada.
El audio del 17 de junio de 2012 revela que Linares pidió a Villarejo que le colocase a su hija en sus empresas. Los dos son de Córdoba y siempre se ha dicho que Linares fue el padrino de Villarejo en la policía. Linares lo negó, pero los audios dejan clara su estrecha relación. Los dos son cordobeses y se conocen desde hace más de 40 años, ha afirmado Villarejo.
Bajo mandato de Linares en la policía, fue cuando el Gobierno de Felipe González, en la etapa de José Luis Corcuera como ministro, pidió al comisario que se reincorporase al cuerpo y fue también cuando Villarejo abandonó su situación de excedencia, en la que llevaba 10 años, para volver a Interior como agente encubierto o de inteligencia.
En la declaración que prestó ante el tribunal, el exDao Linares renegó de un escrito que firmó el 2 de enero de 2018 donde reconocía que “las actividades empresariales del actualmente comisario Villarejo Pérez, jubilado, eran conocidas por los mandos policiales competentes y servían de cobertura para realizar actividades de investigación que de otro modo no hubiera podido realizar”. Ese escrito también lo suscribieron los DAOs Pedro Díaz-Pintado y Eugenio Pino, quien, a diferencia de Linares, sí se ratificó en el juicio de que el comisario efectuó numerosos trabajos de inteligencia mientras estuvo a sus órdenes y que, a la vez, tenía su propia empresa privada.
Visita a la comisaría de Villarejo, “que me pillaba de paso”
Pese a que Linares dijo que apenas conocía a Villarejo y que casi no tenía relación con él, lo cierto es que, según admitió, le visitó en su comisaría de El Retiro en una ocasión en que aquel estaba como inspector jefe de guardia en la comisaria de Retiro, ya que, explicó, “le pillaba de paso desde su nuevo cargo de jefe de seguridad del Banco Santánder-Central Hispano (BSCH)”. También negó que él le hubiese pedido a Villarejo que contratara a una hija suya en el grupo CENYT.
Los audios, en concreto el de fecha 15 de marzo de 2012, reflejan la conversación mantenida entre ambos mandos policiales y pone en evidencia lo declarado en el juicio por Linares. En ella hablan, entre otros asuntos, del encargo que la sociedad de Villarejo, Cenyt, había recibido respecto de un asunto de Guinea y de la conveniencia de informar de ello al CNI y al DAO. También se alude a que Linares facturaría mensualmente por su colaboración en dicho proyecto, toda vez que estuvo destinado en dicho país, lo conocía bien y disponía aún de contactos que podrían ser de utilidad, así como de experiencias conjuntas mantenidas por ambos e incluso de un negocio frustrado vinculado a unas propiedades del presidente Ruso Putin en la Costa del Sol.
En el segundo audio, fechado el 17 de junio de 2012, aparte de pedirle Linares a Villarejo que atienda a un periodista, que había sido en el pasado amigo de ambos, hablan de compartir proyectos. Y es también donde Linares vuelve a pedir a Villarejo, “su amigo”, un puesto de trabajo para su hija dentro del grupo Cenyt.
El tercer audio, del 17 de diciembre de 2014, es una conversación que mantuvieron en esa fecha el entonces DAO Eugenio Pino, el exDAO Agustín Linares y el propio comisario Villarejo. En él queda patente que Pino pide a Linares que convenza a Villarejo de que se quede y no se jubile como pretendía en esa fecha, ya que pondría en riesgo, entre otras actuaciones oficiales, la Operación Cataluña, donde precisamente Linares participa como intermediario de hackers judíos.
Pino dice en dicha conversación que ha llamado a Linares por ser “el padrino” que trajo a Villarejo de la excedencia, y el propio Linares reconoce que todas las actuaciones de su “protegido” Villarejo pueden estar en riesgo por la pugna que mantiene con el comisario Marcelino Martín Blas, jefe de Asuntos Internos de la Policía, y que sabe que este actúa bajo las órdenes del CNI y que acometerá una investigación sobre las empresas de Villarejo.
Estos tres audios no se han entregado al tribunal tras ser decomisados por Asuntos Internos en casa del comisario cuando fue detenido en 2017. “Resulta evidente, que, si no se hubieran ocultado al tribunal las conversaciones que aquí se reproducen, no se habría permitido que Linares mintiera y, con ello, que llevara a los jueces a la convicción de que Villarejo no dijo la verdad, declarando que fue Linares quien solicitó su reingreso bajo la condición de ser un agente encubierto, siendo más acertada la acepción de agente de inteligencia y, por tanto, nunca como policía al uso, con incompatibilidad para tener empresas”, aseguran fuentes cercanas a la defensa de Villarejo.
Más de 50 grabaciones de Linares incautadas
Los citados medios de la defensa están convencidos de que Linares fue forzado a mentir en el juicio bajo la advertencia de ser acusado en la operación relacionada con Guinea, precisamente origen de la macrocausa Tándem, por la que ahora se juzga al comisario Villarejo.
Aparte de estos audios, hay más grabaciones entre Linares y Villarejo durante los años 80 y 90, relacionadas con las peticiones que le hacía el PSOE sobre el 23F, GAL, FILESA, SOGECABLE y otros temas. Según estos medios, tales grabaciones han desaparecido de los archivos incautados por Asuntos Internos, puesto que se decomisaron más de 1.000 microcintas, que, aunque solo tienen relevancia histórica, no le han sido devueltas a Villarejo, que las ha pedido reiteradamente sin éxito.
La sesión del juicio de “Tándem” en la que declararon los tres exDAOs de la policía era determinante para apoyar la tesis de que “todo el mundo” conocía cómo trabajaba el comisario Villarejo, principal investigado y para quien la Fiscalía pide más de 100 años de prisión. La intención de Villarejo era demostrar que sus jefes eran conocedores de la estructura empresarial de que disponía y que utilizaba en muchas ocasiones como tapadera para realizar misiones de seguridad nacional.
Los tres jefes policiales, salvo Eugenio Pino, se desligaron en general de los negocios del comisario, pese a que admitieron que sí sabían de su existencia, pero que ignoraban que hubiesen sido utilizadas en favor de cometidos para la seguridad del Estado.
“Usted no viajó bajo mi mandato nunca”, exclamó Linares a un Villarejo que actuó durante parte de aquella mañana del juicio como su propio abogado, tratándose a sí mismo en tercera persona. “¿No recuerda que con ocasión del accidente de los Rodeos [aeropuerto de Tenerife] estaba mi defendido [Villarejo] con usted en el despacho?”, preguntó el comisario para hacer ver a la Sala de lo Penal que su relación con los altos mandos de la Policía era estrechísima. Linares, sin embargo, asumió haber comido con él, haber tenido trato y visitas. El comisario se puso nervioso oyéndole. “Me dijo textualmente que le haría ilusión volver a tener placa”, aclaró Agustín Linares, el que fuera DAO hasta 1994, sobre la reincorporación al cuerpo del investigado.
El que más se explayó fue Eugenio Pino, DAO entre 2012 y 2016, y a quien se le atribuye la jefatura de la llamada “policía patriótica”. Pino definió el trabajo del comisario como “antena”, es decir, tenía funciones de jefe, pero ningún subordinado directo a su cargo. Asignado el “puesto 28″ del catálogo que maneja la Policía en cuanto a organigrama, pero sin estar asignado “en ninguna parte”, lo que corrobora la tesis del comisario.
“Tenía una serie de funciones encomendadas y manejaba a colaboradores”, según la versión de Pino. “El señor Villarejo era una de las personas que más sabía en su momento. Su relación con el mundo laboral, empresarial y financiero nos proporcionaba aspectos parciales que nos complementaban información”, dijo. La clave sobre la que gira la defensa del comisario tiene que ver con que sus superiores supieran de sus trabajos privados. Pino ha reconocido que sabía que tenía una clínica en el sur y que su mujer tenía un periódico. Aunque sobre el hecho de que éstas sirvieran para operaciones policiales, dijo que no.
Y, concretamente, sobre las tres piezas que son objeto de este juicio, relacionadas con el espionaje para un empresario de Málaga, la familia Cereceda y un despacho de abogados, Pino dijo no tener ni idea.
El fiscal Anticorrupción Miguel Serrano profundizó ante los exDAOs en dos aspectos: las notas que elaboraba el comisario y los fondos reservados que manejaba. “Es generoso. A la hora de la verdad en vez de pedir un huevo pide un filete. Es más exquisito”, señaló Pino sobre el arte de Villarejo para manejar fondos reservados en operaciones complicadas, para que las que tenía autorización y disponía de fondos reservados. “Tiene más vocabulario para hablar de armas, de caballos o de lo que fuere. Y el dinero lo maneja”, destacó. Sobre las notas informativas que elaboraba algunas eran de carácter secreto y otras no, señaló Pino.
Pino explicó que él no se enteraba de muchas de las nota internas que entraban en la DAO porque tenía muchos más funcionarios y asuntos que atender. Se lo filtraban si había algo relevante y, si no lo había iba directamente a la Unidad correspondiente.
Otro de los aspectos en los que profundizó la Fiscalía Anticorrupción fue un informe que se elaboró en 2015 por el inspector jefe de la DAO José Ángel Fuentes Gago y que concluyó que la actividad privada de Villarejo era compatible con sus funciones en la Policía. Lo que ahora la Fiscalía pone en tela de juicio.
Pino ha explicado que se hizo por orden expresa de sus superiores en el Ministerio del Interior y, en el juicio, se desvinculó totalmente del resultado de esa investigación. Que era una información reservada y no una investigación al uso, en cuyo caso tenía que haberla hecho un superior jerárquico a Villarejo y Pino dijo que él no lo era, y que, además, no sabía si Fuentes Gago entrevistó al propio Villarejo ni tampoco supo si finalmente se archivó el asunto.
Las investigaciones en torno a José Manuel Villarejo han permitido descubrir las actividades de este comisario ya jubilado, que se extendieron durante décadas bajo 10 ministros de Interior del PSOE y PP, que le encomendaron tareas secretas.