En un escenario cargado de significado, durante la tradicional homilía en Liniers, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, alzó su voz contra la creciente escalada de precios, emitiendo una crítica contundente
En la misa central por San Cayetano, realizada a menos de una semana de las PASO, la Iglesia elevó una alerta sobre la alta inflación que azota el país, subrayando que “no hay bolsillo que alcance”. El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, planteó un cuestionamiento contundente hacia lo que denominó la “maldita inflación”, y en su tradicional homilía en Liniers, frente al Santuario, advirtió sobre los impactos que este problemático conlleva en términos de pobreza y desempleo.
La figura de García Cuerva se resaltará al enfocarse en diversas demandas en su mensaje, entre ellas, la búsqueda de “un trabajo digno bien remunerado”. Asimismo, se hizo eco de la solicitud de paz en medio de la violencia y la inseguridad social y económica que atraviesa la sociedad. Se puso de manifiesto la inquietud por la falta de un futuro promisorio y la carencia de esperanzas para las generaciones venideras. Se clamó por políticas públicas que reconozcan el esfuerzo y la labor diaria de tantos individuos.
En su llamado, el arzobispo de Buenos Aires enfatizó la necesidad de “pan”, haciendo hincapié en que, aunque muchos cuenten con empleo, este no resulta suficiente para cubrir las necesidades básicas. Los alimentos, como todo en el contexto actual, experimentan incrementos constantes, lo cual lleva a la inevitable conclusión expresada en la frase de su abuelo: “no hay bolsillo que alcance”. La solicitud dirigida a San Cayetano apuntó a un “mejor pan”, ya que la resignación a que los segmentos más vulnerables subsisten únicamente con alimentos como polenta, fideos y arroz no es una opción aceptable.
García Cuerva compartió su visión de un futuro anhelado, caracterizado por “más y mejor trabajo para todos y todas”, haciendo hincapié en que la verdadera pobreza radica en la privación del trabajo y la dignidad laboral. El pedido al santo no solo se centró en el ámbito laboral, sino que también abarcó el ámbito de la salud física y emocional, anhelando fuerzas para enfrentar los desafíos diarios. La pandemia surgió como recordatorio de la importancia de las conexiones humanas y la salud integral.
En resumen, Jorge García Cuerva, el arzobispo de Buenos Aires, emitió un mensaje marcado por la urgencia y la pasión, con un enfoque directo en las cuestiones económicas y sociales que surgen a la población. Su llamado a la acción ya la reflexión resonó en la comunidad, recordando las palabras de crecimiento del Papa Francisco sobre la centralidad del trabajo en una sociedad desarrollada y el valor de las relaciones humanas en el colectivo.