Hoy: 22 de noviembre de 2024
El multimillonario Elon Musk, conocido por ser el dueño de empresas emblemáticas como SpaceX, Tesla y la red social X, ha iniciado acciones legales contra OpenAI, junto a su CEO Sam Altman y su presidente Greg Brockman, argumentando que han violado el acuerdo fundacional de la ‘startup’ al anteponer la generación de beneficios sobre la creación de una inteligencia artificial (IA) que beneficie a toda la humanidad.
Según la demanda a la que tuvo acceso ‘Bloomberg’, Musk sostiene que OpenAI se ha desviado de su misión original de garantizar que la inteligencia artificial beneficie a la humanidad, convirtiéndose en una filial cerrada de facto de Microsoft, la mayor empresa tecnológica del mundo.
El empresario sudafricano señala que Altman, Brockman y Microsoft conspiraron para destituir a la mayoría del consejo de la ‘startup’ que había sido responsable de mantener su enfoque original. Musk argumenta que Altman seleccionó un nuevo consejo carente de conocimientos técnicos relevantes, reemplazando así a los miembros anteriores que sí poseían experiencia en la gobernanza de la IA.
Altman fue brevemente destituido de su cargo el año pasado debido a conflictos internos de liderazgo, pero fue reinstaurado con el respaldo de Microsoft. Musk ha reiterado su opinión sobre los riesgos de una inteligencia artificial general, calificándola como una “amenaza existencial” para la humanidad.
El magnate recuerda que cuando fundaron OpenAI en 2015, Altman, Brockman y él compartían la visión de crear un laboratorio de IA sin ánimo de lucro y de código abierto. Sin embargo, Musk se desvinculó del proyecto en 2018 y Microsoft se convirtió en el principal inversor en 2020.
Entre las acusaciones de ruptura de contrato, incumplimiento de deber fiduciario y prácticas comerciales injustas, Musk destaca la creación de GPT-4, el motor que impulsa ChatGPT, cuyo diseño se ha mantenido en secreto, contradiciendo el espíritu original de OpenAI como una organización de código abierto. Según la demanda, este secretismo se basa en consideraciones puramente comerciales, no de seguridad.