En su homilía diaria y hablando de milagros, el cura de Veraluz recordó la importancia de las mujeres en la Historia Universal, independientemente de que se sientan desfavorecidas en sueldos y responsabilidades. Porque la causante de que Jesús adelantase en Caná su primer milagro de convertir el agua en vino fue la Virgen. Y de ahí abajo se han sucedido todos los demás con miradas, caricias y promesas. Al ser dueñas de la ternura, las damas tienen un caudal incontable de posibilidades.
Y cuando los milagros de progreso se firman de antemano, fácil resulta dar la vuelta a las leyes y donde digo Diego decir que nunca Diego estuvo sobre la mesa. En el Constitucional, de los seis a favor de la amnistía, cuatro eran mujeres, que muchas son maestras en rizar el rizo de la mentira mostrando una verdad recién salida de la peluquería.
Todos los magistrados se han esforzado lo mismo, estudiaron las mismas leyes, sostuvieron en la universidad los mismos argumentos y, sin embargo, unos decían que sí y otros decían que no… Curiosamente en un Gobierno que no cree, nunca faltan los milagros.
Pedro Villarejo