Para que no duelan tanto las palabras, se buscan eufemismos que intenten detener la hemorragia del asesinato. Así, a la muerte provocada se le llama eutanasia (buena muerte) y al linchamiento de las criaturas indefensas en el vientre de su madre, que se resisten como pueden, sin poder (véanse las películas pertinentes), se le coloca una frase hueca, mentirosa y rimbombante: “interrupción voluntaria del embarazo”.
A ambos despropósitos se les asocia con un derecho. Cuando un familiar o amigo se inclina por la eutanasia a la doliente gravedad de alguien, se justifica con un ”pobrecito, para que no sufra más”… aunque lo que verdaderamente se está defendiendo es la molestia que causa en esas condiciones. De igual forma se piensa y se dice de las mujeres con embarazo no deseado: “es un calvario que nadie sabe”…
Los seres humanos podemos llegar a engañarnos hasta extremos irreconocibles. En ambos casos hay remedios paliativos y de asistencia que mostrarían al mundo la dignidad de los seres humanos. Con estas leyes, se están quedando sin agua los pozos de la decencia. Moriremos de sed.
pedrouve