La práctica del mindfulness, también conocida como atención plena, ha ganado terreno como una estrategia complementaria en el tratamiento de enfermedades crónicas. Especialistas destacan que esta técnica de meditación ayuda a reducir el estrés, mejorar la calidad de vida y fomentar una mayor conexión con el presente, sin necesidad de medicamentos adicionales.
En palabras de Humberto Bautista, vocero de PiSA Farmacéutica, el mindfulness permite a los pacientes «alcanzar un estado de alivio frente al padecimiento», ya que les ayuda a reorganizar su vida más allá del sufrimiento hospitalario. Al enfrentar condiciones de largo plazo, como diabetes, hipertensión o enfermedades autoinmunes, muchas personas experimentan deterioro emocional y físico debido a una rutina centrada exclusivamente en tratamientos médicos.
Técnicas como la meditación guiada, el escaneo corporal (body scan), el ejercicio DROP (Detener, Respirar, Observar, Proseguir), y la alimentación consciente, se presentan como métodos efectivos para disminuir la ansiedad, el insomnio y la percepción del dolor, según indica Excelsior.
El mindfulness no busca curar la enfermedad, sino empoderar al paciente. A través de la aceptación, la no reacción y el no juzgar, se fortalece la resiliencia emocional, esencial para convivir de manera armónica con un diagnóstico crónico.
Los expertos recomiendan iniciar esta práctica con ayuda profesional o mediante aplicaciones digitales. Esta herramienta ofrece una vía transformadora para miles de personas que conviven con enfermedades persistentes, devolviendo el equilibrio a su salud mental y bienestar general.