Cuando alguien vandaliza una heladería argentina en Barcelona por no saber en castellano el sabor de un helado, es porque está mal de la cabeza. Su referente de otro mal de la cabeza es un concejal de Ezquerra Republicana que no concibe semejante despropósito en lo que él llama “su País”… La hermosura de la lengua catalana está sufriendo un desprecio injusto por la demencia de los extremistas.
Cuando alguien le pega fuego a un bar en la provincia de Sevilla porque no tiene mayonesa para untar en su bocadillo, es porque está rematadamente mal de la cabeza. A estos incivilizados se les debe poner un collarín que los identifique con alarma incluida. Me consta que en Veraluz han hecho todos los bares acopio del señalado aderezo.
Cuando en una España culta y supuestamente organizada, alguien se adueña de tu casa amparado en la ley y, lejos de recuperarla, el legítimo propietario tiene que hacerse cargo de la luz y diversos gastos… es porque el Gobierno está mal de la cabeza propiciando unas leyes que el sentido común debe derogar inmediatamente, antes que la locura nos contagie a todos.
Pedro Villarejo