Se opina de lo que se sabe y de lo que se ignora con una versatilidad asombrosa. Con variantes radiales, a lo largo de mis muchos años yo tengo sólo dos cosas claras: que Dios es mi Padre y que todo lo que toca el hombre queda manchado, aunque no lo pretenda, porque coloca en sus dedos una ambición desmedida o una soberbia inalcanzable. Pero opina de todo. Todo lo maneja y se siente árbitro de cualquier encrucijada.
Hay jueces progresistas y conservadores. (¡Qué barbaridad y qué miedo tendrán los potenciales delincuentes, según les toque!). Hay tertulianos progresistas y conservadores (suficiente con escuchar y leer a unos o a otros para saber que la verdad puede ser y no ser al mismo tiempo). Hay progresistas a favor de Hamás y de la liberación de los etarras, y conservadores que defienden a la nación israelita y detestan a quienes mataron a los nuestros sin pedir perdón y con descaro.
Puede ser de una u otra tendencia el juez que mantiene en la cárcel a un ciudadano que se defendió de un asalto a su casa, “por si aprovecha su libertad para rematarlo”… Vivir es un sobresalto inútil, un delicioso escándalo.
Pedro Villarejo