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Luis de la Fuente

Luis de la Fuente. | EP

Habla con mesura y gana con humildad. Luis de la Fuente ha sido el artífice del regalo que España necesitaba para salir unos días de este erial político donde nada florece más que vituperios y amenazas, más que equivocadas maneras de convivir por carecer de una luz intensa y profunda que nace en lo íntimo y que sólo reconocen los privilegiados.

Al regresar de su triunfo con la Copa de Europa, cedida casi siempre a las manos del capitán, un periodista que conoce la espiritualidad de Luis de la Fuente, le aborda con una certeza parvularia: “Yo no entiendo a los que tienen fe”. El triunfante seleccionador le responde con elocuente sabiduría: “Yo nunca entendí a los que no la tienen”.

A los que no tienen fe les está vedado asomarse a la ventana del misterio. Con el acierto poético de Rafael Guillén yo siempre he creído en la otra mitad de lo visible, porque detrás de los ojos, más allá de ellos, hay países desconocidos, como Borges aseguraba.

La fe no es para ganar, sino para vivir. Algunos creen que se trata de un comercio fallido en el que casi nunca se recibe lo solicitado. Con fe, uno es diferente, y ese es el milagro.

pedrouve

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