Los policías ‘karatecas’ de Móstoles ocultan en el informe cómo retorcieron la muñeca a una joven hasta fracturarla

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Anna D.
La chica agredida por la policía, con el brazo escayolado./ F.I.

El atestado que han elaborado los dos policías locales de Móstoles que fracturaron los huesos de la muñeca izquierda a Anna D., africana de 30 años, y auxiliar de enfermería, oculta datos muy relevantes para la investigación que no han sido incorporados al informe para, supuestamente, confundir al juez o bien con la finalidad de vestir la denuncia por desobediencia y atentado a la autoridad que han interpuesto contra la chica.

Se oculta, entre otros muchos pasajes, que uno de los agentes le dio un golpe en la cabeza a la joven cuando esta les llamó “cabrones” y cómo le retorcieron la muñeca izquierda hasta fracturarla. Está escayolada.

Momento en que los agentes acceden al interior de la vivienda y forcejean con la joven. | Fuente: Fuentes Informadas

Así se desprende del informe que han elaborado los agentes para el juez y al que ha tenido acceso FUENTES INFORMADAS. Este es solo uno de los pasajes que se aprecian en el vídeo con nitidez y que los agentes han considerado no exponerlo en el mismo atestado en el que atribuyen a la chica los delitos de desobediencia, lesiones y atentado a la autoridad.

El informe está plagado de lagunas que no interesa reflejar en el atestado. En cambio, incluye supuestas agresiones a los agentes que curiosamente todas ellas se desarrollan tanto en el piso como en la calle y de las que no hay imágenes. Es decir, en este caso solo está la palabra de los policías contra las de la joven. La ley otorga a los agentes la presunción de veracidad de lo que dicen. Por eso el juzgado, antes incluso de ver el vídeo, ha abierto diligencias contra ella por los citados delitos.

Concluyen los agentes el atestado, tras un singular relato de hechos que nada tiene que ver con el contenido del vídeo, prueba irrefutable, “que se procede por parte de los actuantes a su detención [de la joven] in situ utilizando la fuerza mínima indispensables”. Esconden que por un asunto de música alta en la casa (el motivo de la intervención policial, un asunto administrativo, no criminal) entran en ella sin permiso judicial y reducen a una chica semidesnuda contra el suelo hasta ponerle las esposas. La chica estaba en camisón y en calcetines, ni siquiera tenía zapatos para dar patadas.

Uno de los agentes es campeón del mundo de kárate entre bomberos y policías y el otro, cinturón negro de judo. Lo de que, según el atestado que ellos mismos han elaborado, solo utilizaron «la fuerza mínima» para detenerla es contradictorio con la fractura de huesos de la muñeca izquierda que le provocaron los agentes tras cogerla ambos del brazo izquierdo con la finalidad de arrastrarla desde dentro de la casa hasta el descansillo del piso, un segundo. A veces, le retorcían la muñeca. La han tenido que escayolar.

Otro dato crucial que ocultan es que entraron sin permiso dentro de la casa, una propiedad privada, y que se echaron sobre la chica en el hall (“no puedo respirar, que me muero…”, gritó la chica) y que mantuvieron con ella un forcejeo en el que se adentraron incluso en la cocina, donde la esposaron por la espalda. Nada de eso se explicita en el atestado.

Los agentes viene a decir que casi entraron por inercia en la casa debido al forcejo que emprendió con ellos la joven. Y después de que ella propinase una patada al agente que en el vídeo se ve a la derecha de la imagen. Se ve al policía, ninguna patada. Lo que revela el vídeo es bien distinto. Dada la perspectiva de la cámara que grabó la operación, no se ve ninguna patada. Ella lo niega. Iba en calcetines. Los mismos que se rompieron cuando, una vez en la calle, la arrastraron por el asfalto vestida con un camisón y calcetines hasta el coche patrulla.

Versión de los agentes

El atestado con la versión de los agentes, ataviada y nutrido para que la víctima sea castigada con pena de cárcel por un atentado a la autoridad que en ningún momento se aprecia en el vídeo, se ampara también en la opacidad, ninguna prueba, cuando sostienen que la chica al subirla 0al ascensor para bajarla a la calle y al coche patrulla como detenida. Es la palabra de ellos, que goza de presunción de veracidad, contra la de la chica, que admite insultos y gritos, pero niega haberles agredido en ningún momento. El vídeo lo acredita.

Subrayan los agentes que, tras la [supuesta] patada de la chica en la rodilla derecha, “empujan la puerta y acceden al interior” de la vivienda, donde vieron, además, “a dos varones, uno de los cuales”, señalan, “les está grabando con un teléfono móvil y el otro realiza un amago de arremeter contra los [policías] actuantes”.

En el vídeo no se ve a la persona que graba, si se ve, en cambio, al que está al lado de la joven en el momento en el que la tiran al suelo y se suben sus cuerpos sobre el de ella. Esta persona, según la grabación, en ningún momento hace amago de arremeter contra ellos.

El hecho de que hubiese dos personas en el piso es el argumento de los agentes para pedir por la emisora que acudiesen más policías al domicilio. Esas personas, siempre según el vídeo, no intervienen en el forcejeo en ningún momento. Estuvieron al margen.

“¡¡Para qué esto, para qué esto…!!”, se oye decir a uno de los moradores, asombrado al ver que los agentes habían entrado sin orden judicial a la vivienda y que, uno con el trasero sobre la cabeza de la chica, y el otro sujetándole los pies, y ver también a su amiga, en el suelo con la cabeza girada, gritando ayuda a sus amigos para que les quitasen de encima a los agentes a la vez que gritaba: «Me estoy asfixiando».

Debido a la presencia de estas dos personas que no intervinieron ni se enfrentaron a los agentes, estos llamaron a sus colegas. Se presentaron seis, tres coches patrulla. Cuando la chica, ya detenida, era conducida en el patrulla hacia la comisaría de policía, los afectivos de auxilio llegaron al portal, rompieron el cristal de la puerta del bloque para acceder a su interior y entraron en el piso, también sin orden judicial. Dieron patadas a puerta y armarios, aseguran los testigos. Este extremo tampoco lo recogen en el atestado.

En realidad, el atestado contiene aseveraciones que no se aprecian en el vídeo y con las que los agentes buscan imputar a la chica ante el juez por los delitos antes citados. Inicialmente lo han conseguido. La chica no quiso declarar en ese momento. Tampoco ante el juez.

El juez no ha visto aún el vídeo de la detención ni la fractura de los huesos de la muñeca izquierda que supuestamente le han ocasionado los agentes cuando la tenían agarrada del brazo intentado sacarla de la casa por la fuerza. El vídeo lo adjunta la joven en la querella que ha interpuesto contra los agentes en el juzgado.

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