El Poder Judicial convoca una reunión extraordinaria el lunes tras las críticas al juez que ha citado a la esposa del gobierno
A pocas horas de celebrarse las elecciones europeas, la política española ha entrado en una espiral de creciente tensión que tiene tres protagonistas claros: el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su esposa Begoña Gómez; la oposición -y aquí valen tanto El PP de Feijóo como el Vox de Abascal-, y los jueces. De hecho, doña Begoña es la estrella absoluta del enorme guirigay que acapara todas las miradas desde que saltó a la arena su citación para declarar como investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
La decisión del Juzgado de Instrucción 41 de Madrid ha entrado como elefante en la cacharrería socialista, y se ha llevado por delante estrategias de campaña, con el buen sabor de boca que habían dejado los comicios catalanes, y hasta las buenísimas intenciones de Tezanos y su CIS dando por hecha la victoria socialista (dicho sea de paso, es el único que lo hace de las infinitas encuestas y sondeos porque todas pronostican la victoria del PP y eso mucho antes de la famosa cita de Begoña a los juzgados de la Plaza de Castilla).
El caso es que todo está de pronto manga por hombro y, por echar mano de la terminología socialista, todo está hecho un lodazal donde el fango por aquí y por allá, salpica todos los encontronazos de un debate en el que las elecciones importan porque importan los resultados, por supuesto, pero podría parecer que por encima de todo está en juego el infinito ego de un dirigente, un líder donde los haya, que como caballero se ha puesto delante de su dama para que las balas del “zafio” discurso de la ultraderecha no le alcancen.
Escribidor de cartas que alimentan ingeniosos memes, Pedro Sánchez y su legión de ministros han salido al ataque, que dicen los estrategas que es siempre la mejor defensa, y en esa cruzada se quieren llevar por delante al juez que ha citado a la esposa para declarar, Juan Carlos Peinado, al que menos bonico le dicen de todo, y lo han convertido en diana de sus juegos de dardos con punta metálica, de las que hacen daño.
Todos los ministros, hasta los que son jueces de profesión, y el de Justicia, que debería velar por la defensa del colectivo, siembran dudas sobre el comportamiento ‘poco profesional’ del magistrado, y dejan caer insinuaciones de aviesas intenciones políticas de Peinado. Así, sin miramientos. Zasca va y zasca viene contra el juez por hacer su trabajo y hacer lo que debe hacer cualquier empleado de la justicia: investigar y aclarar y a partir de ahí tomar decisiones, incluso cuando se trata de la esposa del presidente del Gobierno.
Estaban en eso cuando la Fiscalía europea ha ordenado a la UCO requisar en la sede de Red.es información del caso que afecta a Begoña Gómez para averiguar si en medio de estas presuntas operaciones irregulares hay fondos europeos en juego.
Parecía lógico que tanto entusiasmo inquisidor de los socialistas, una vez más, contra las togas, haya acabado molestando y mucho en el estamento judicial. Aquí llueve sobre mojado y desde que empezaron los independentistas vascos y catalanes a atacar la independencia judicial, y se encontraron con el silencio cómplice socialista o incluso con el aplauso del Gabinete de Pedro Sánchez, en el Consejo General del Poder Judicial, al menos en una parte de él, están como los gatos si te ven con una manguera en el jardín. ¿Asustados? ¡No! Están furiosos de tanto atropello a la profesión (la última ha sido la ley de amnistía, pendiente de publicación en el BOE), de tantos insultos, faltas de respeto, ninguneo, bofetadas a manos llenas y amenazas a ellos y a sus familias.
Y los jueces, de nuevo, han convocado a la Comisión Permanente para el próximo lunes a una junta extraordinaria para valorar si las sucesivas manifestaciones públicas del presidente y de sus ministros afectan a la independencia judicial. Se refieren a la nueva carta a la ciudadanía que emitió el pasado martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y se refieren a la cascada de declaraciones de los ministros y dirigentes del PSOE por la citación judicial de Gómez Fernández por entender que se hace en campaña electoral y, además, tras el informe de la Guardia Civil que, dicen los socialistas, afirma que la esposa del presidente no aparece relacionada con ningún delito.
Expresiones como “burdo” e insinuaciones de injerencia o “tufillo de maniobra política” para influir en las elecciones, han salido de la boca de dirigentes del Gobierno en las últimas horas para referirse al juez Peinado. Uno de ellos, Óscar Puente, el que siempre está en todos los ‘fragaos’ en los que haya que dar y repartir, y no panes precisamente, sostiene que los jueces son “criticables”, igual que los políticos, y ha retado a aquellos que quieran “gobernar España” a que se presenten a elecciones sin sus “togas”, porque “con vestir la toga no es suficiente”.
El líder de la oposición Núñez Feijóo, al que la campana le ha salvado de su precipitada cagada sobre la moción de censura, ha encontrado en el ‘caso Begoña’ el punto débil de Sánchez. Dice Feijóo que el Gobierno de un país europeo “no puede atacar a los jueces a diario” y ha insistido en que el presidente del Gobierno se ha convertido en “el primer acosador de los jueces”. “Puede haber partidos como la izquierda radical o el independentismo que ataquen a jueces, pero ahora es el presidente del Gobierno quien lo hace”, como recoge Europa Press.
Con tal meneo como el que se ha liado, en la Universidad Complutense han pensado que quien evita la tentación evita el peligro, y han decidido dejar de ofrecer en su página web el máster que codirige Begoña Gómez, tras conocerse de que ésta tendrá que declarar como investigada y porque los responsables del mismo no han solicitado su continuidad para el próximo curso.