Los infames

28 de junio de 2025
2 minutos de lectura

Nos han robado el prestigio, la dignidad de la palabra, y a muchos hasta el sentido de la vergüenza

Cuando se vive en un país con principios y con respeto a los ciudadanos, cualquier visitante percibe una paz y tranquilidad que transmiten sus habitantes.

Son países donde triunfa el trabajo, el bien hacer, la paz entre
todos los ciudadanos y la satisfacción y orgullo de vivir en un lugar donde todos reman a una por el mantenimiento de su país, respetando su historia que la muestran con orgullo.

En otros lugares, los propios mandatarios denostan con verdadero ahínco el lugar donde solo se dedican a llenarse los bolsillos a costa de destruir la idiosincrasia de un país, hasta entonces respetable y lo condenan a ser el ejemplo a no seguir por ningún otro.

Suele ocurrir cuando los mandatarios son seres infames y su único fin es enfrentar a sus habitantes para de esta manera crear un muro dejando fuera a todos los que les puedan de alguna forma frenar en seco sus malditas pretensiones.

De esta manera, tienen el campo libre para la exportación a otros países de bienes esos rápiñados indecentes de todas las especies, sin vergüenza y con total falta de moral, sin respeto a todos los que representan. Son los maestros del engaño más desaforado y llegan a sentirse intocables, impunes y seguros dentro de la secta creada para enriquecerse.

Los que les secundan son tan infames como los creadores de la basura política creada para tales fines. Tendrán que pedir perdón primero y luego esconderse para no mostrar nunca más sus repugnantes caras de viciosos, infames, corruptos y demás apelativos merecidos por ser una gentuza indigna de vivir entre gente con decencia.

Todos se han emborrachado bebiendo de las malditas mentiras del profanador de leyes y las han seguido a ojos cerrados con el contrapeso de sus bolsillos llenos.

Es necesario que purguen su infame proceder, España no se merece semejantes corruptos representantes.

Esa orquesta creada por un infame ser, la han convertido en un grupo de instrumentos tan desafinados que para dirigirlos de nuevo será muy necesario un reconocido experto director con auténtica vocación y respeto a su carrera…

¿¡Recomendados!? Nunca más, y en ningún puesto representativo.

Que estén reconocidas sus carreras fehacientemente, igual que su valía personal para llevar a buen puerto el prestigio de todo un país.

Regeneremos esta querida tierra que a la mayoría de los que nos sentimos españoles nos avergüenza esta infame situación ante el mundo.

Ningún maquillaje, por muy bueno que sea, puede ocultar la inmundicia de una trayectoria fallida; la de un hombre vacío que se creyó un dios, teniendo los pies de un viscoso barro —su nombrado fango en los mítines de taberna. (Ahora, aquí faltan los aplausos del clac —de esos, sus servidores fieles). En Waterloo, hoy comerán perdices, como en el final de los cuentos de antaño.

Nos han robado el prestigio, la dignidad de la palabra, y a muchos hasta el sentido de la vergüenza, y todo por haber consentido un gobierno prefabricado, dogmatizado y corrupto que ha creado una connivencia con otros gobiernos sin moral, sin honor y con auténtico desprecio a sus ciudadanos.

Cuando se gobierna con la inmoralidad de la mano, su final llegará con réditos millonarios que los cubrirá con un fango negro y espeso, que al endurecerse será muy difícil librarse de él.

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