Los israelitas temblaban de espanto ante la posible victoria de los amonitas, que habían señalado algunos mensajeros. Enterado Saúl, que araba con sus bueyes en el campo, de la cobardía y el llanto de su pueblo, lleno de ira despedazó a los bueyes y envió las piezas de carne por todo el territorio, advirtiéndoles la suerte que correrían, como los bueyes, todos aquellos que se opusieran a sus consignas y a las de Samuel… Nadie se atrevió a contradecirle.
La Biblia alumbra cualquier rincón de la Historia.
…El aspirante a presidir el gobierno de España, conoce la instrucción del que está dispuesto a despedazar, como a los bueyes de Saúl, a todo aquel que se atreva a votar en contra de su proyecto despreciable. Y claro, cualquiera se enfrenta al señorito si no quiere convertirse en un trozo de carne. Aunque trozo de carne es aquel que se olvida de su conciencia a la hora de tomar decisiones tan altas.