Nada hay más provechoso que regresar a los clásicos y aprender de sus sentencias, del oro fino de su pensamiento. Sócrates decía que la mayor libertad nace del mayor rigor. Libre y riguroso vemos al Presidente de Gobierno relacionarse con sus amigos para que no les falte de nada. Los buenos amigos son aquellos que se adelantan a las necesidades sin tener que pasar por la humillación de recordar “qué hay de lo mío”.
-Si el Presidente descubre un amigo que no tiene quien le escriba, le llama para que dirija Correos.
-Si el Presidente desea remediar la sordera de algunos… solicita a un amigo que entre de Consejero en Telefónica.
-Si al Presidente le sugieren que alguno de sus fiscales amigos está triste por falta de reconocimiento, le anima nombrándolo Fiscal General del Estado.
-Si el Presidente escucha que su Partido está de capa caída porque decrecen a su favor las encuestas, aparece Tezanos en su agenda para cubrir de trigos la campiña.
Hay más. Muchos más amigos aún sin colocar, pero eso lo arregla el Presidente en un santiamén, que él está para no verlos sufrir.