Hoy: 23 de noviembre de 2024
La haltera Loida Zabala vivió el pasado jueves un momento “increíble”, y emocionalmente cuando disputó su competición en los Juegos Paralímpicos de París, los quintos en su palmarés y para los que se clasificó pese a ser diagnosticada a finales del año pasado de una grave enfermedad terminal.
Asimismo, la extremeña finalizó novena en la prueba de 50 kilos, tras dar a conocer que sufría un agresivo cáncer el pasado mes de noviembre. Los médicos detectaron nueve masas en el cerebro después de que días antes, de forma repentina, se le durmiese un brazo, perdiera el habla y no reconociera objetos.
Dos semanas después, confirmó que sufría cáncer de pulmón, en concreto una neoplasia maligna que se había diseminado al cerebro, hígado y riñón, pero a partir de ese momento no quiso que eso le apartarse de su sueño de estar en sus quintos Juegos Paralímpicos. Enseguida, comenzó un tratamiento con pastillas que funcionó y que hizo desaparecer las masas en el cerebro y que redujo los tumores en el pulmón y el hígado.
La española pudo volver a entrenar de cara a estar en París, el reto que le ha impulsado. “He aprendido a focalizar toda mi atención en los sueños y eso me ha ayudado mucho a no sobrepensar en la situación en la que me encuentro”, señaló en una entrevista al Boletín Mujer y Deporte del CSD.
El pasado 12 julio confirmó emocionada que había logrado el billete para estar en la cita y el pasado jueves, en La Chapelle Arena, escenario de infausto recuerdo a nivel olímpico por la lesión de Carolina, pudo competir, aunque su participación estuvo en suspenso por la dificultad y el desgaste para poder bajar de peso.
“Era casi imposible que yo fuera en el estado en el que me encontraba, pero finalmente conseguimos bajar de peso, que me costó muchos días en la sauna y además he hecho tres válidos que no lo había hecho nunca en ninguna competición internacional”, celebró muy emocionada Zabala en zona mixta tras levantar 60, 70 y 75 kilos en sus tres intentos.
La extremeña recalcó: “Fue muy complicado porque al final si los médicos te dicen que no puedes competir, no puedes competir y hasta lo tienes que asumir”. “Claro, con todo lo que hemos hecho, ha sido muy complicado. En enero yo pesaba 61 kilos, el bajar a 50, el estar en sauna durante tanto tiempo con la médica ahí, con el tensiómetro, todo el esfuerzo que hemos hecho, quedarse ya en las puertas, era como una noticia devastadora para mí”, confesó.
“Me ha costado mucho llegar hasta aquí, ha sido muchos meses de sacrificio, pero cuando finalmente me dieron la noticia de que podía competir, fue como si me volviera a decir que estoy clasificada”, añadió, dejando claro que pese a lo que está atravesando no se considera “una inspiración”. “Sé que esa fuerza interior que se me puede ver ahora la tiene cualquier persona, yo no sabía que era así de fuerte y sé que todo el mundo tiene eso dentro”, remarcó.