Lo de Putin-Trump tiene mala pinta… para Europa y Ucrania

18 de febrero de 2025
3 minutos de lectura
Putin y Trump: de ahí no puede salir nada bueno
Imágenes superpuestas de los líderes de Rusia y Estados Unidos, Putin y Trump, respectivamente. /EP

La historia nos ha enseñado a tener la permanente sensación de sorpresa por lo que ocurre y por lo que pueda ocurrir, y nos ha enseñado a no esperar nada bueno cuando se juntan dos desquiciados egocéntricos, y si son tres mejor salir corriendo hasta perderse en el bosque.

Así que con estas sabias lecciones de realidad podemos seguir desde la distancia, la que nos separa de Arabia Saudí, las negociaciones que han emprendido por su cuenta y sin riesgo delegaciones de alto nivel de Estados Unidos y Rusia mandatadas por los mismísimos Putin y Trump con el objetivo de acabar con la guerra en Ucrania. Es seguro que también tendrán tiempo para concretar el futuro ‘turístico’ de la futura Riviera de Gaza aunque en este caso si sentarán a la mesa al israelí Netanyahu. Ya iremos viendo.

La cuestión es de qué manera y qué alcance tiene una reunión bilateral sobre un conflicto en el que no está la parte más importante, la víctima de esta barbarie que empezó el zar ruso con aviesas intenciones de quedarse con una parte de las tierras ucranianas, y tampoco está la institución del territorio donde tiene lugar la contienda, es decir la Unión Europea.

Si Putin y Trump no sientan en la mesa ni a Europa ni a Kiev no parece que tengan buenas intenciones de llegar a un acuerdo satisfactorio para las partes después de tres años de la invasión provocada por los rusos. Más bien uno puede pensar que ellos se lo quieren guisar y comer y resolver un conflicto por la imposición y la amenaza.

La delegación estadounidense está encabezada por el secretario de Estado, Marco Rubio, e integrada también por el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz; y el enviado especial de Donald Trump para Oriente Próximo, Steve Witkoff, mientras que la delegación rusa está liderada por el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, e integrada por Yuri Ushakov, destacado asesor de Putin; y Kiril Dimitriev, jefe del fondo soberano de Rusia.

Es decir, lo mejor de cada casa con mando en plaza para sentar las bases de lo que van a firmar sus líderes, que mucho me equivocaría si no es quedarse con los territorios ocupados por los invasores rusos, y aprovecharse de los recursos naturales que llaman ‘las tierras raras’, que en realidad son valiosos minerales como el litio, y garantizarse la reconstrucción de las zonas devastadas, de manera que los norteamericanos se aseguran recuperar lo ‘invertido’ en la guerra.

Así es imposible que ningún acuerdo sea válido y duradero. Ni Europa ni Ucrania podrían aceptar sin más un ‘lo tomas o lo dejas’ y te aguantas. Por desgracia en esas lecciones de historia de las que hablaba antes hay precedentes, y muchos, del abuso de países poderosos sobre los débiles y masacrados. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ya ha adelantado que no reconocerá las conclusiones de la reunión. «Ucrania no lo aceptará. Ucrania no sabía nada de esto y considera que cualquier negociación sobre Ucrania sin Ucrania no dará resultados», dijo el lunes desde Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Zelenski tiene la razón de su parte, pero para su desgracia no solo se enfrenta en cierta soledad a dos locos avariciosos que no tienen escrúpulos y mucho menos respeto por la vida de las personas y por los tratados humanitarios, también a una Europa que en un momento clave de su reciente historia da inquietantes signos de división y desconcierto para adoptar una postura común. Lo acaban de demostrar en la cumbre convocada por Macron en París de la que no ha salido nada claro, solo que no se ponen de acuerdo en cómo ayudar a Ucrania y que, en opinión de países como España, si hay que aumentar el gasto en defensa ‘que lo paguen otros’.

Así, no. El futuro es presente. La Unión Europea ha evidenciado y se ha convencido del cambio de dibujo geopolítico desde la llegada del pelopanocha a la Casa Blanca, pero no sabe qué hacer ni cómo responder a los nuevos desafíos y eso es muy peligroso cuando los psicópatas andan sueltos y más cuando hay cosas y zonas que son un polvorín y cualquier chispa puede hacer saltar por los aires nuestra apacible libertad y tranquilidad. No sé si Putin o Trump fuman, pero seguro que los dos llevan mechero.

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