La cumbre acordada entre el presidente, Donald Trump y el líder ruso, Vladimir Putin, en Alaska, este viernes, hizo resurgir las esperanzas de que la guerra en Ucrania finalmente pueda llegar a su fin.
Trump siempre ha dicho que no se lograría nada en Ucrania, hasta que se reuniera cara a cara con Putin. Ahora, efectivamente va a suceder.
Mostrando cierto optimismo de que Washington pueda abrir la posibilidad a un acuerdo entre Moscú y Kiev, el secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mark Rutte, dijo recientemente: «El próximo viernes será importante porque se tratará de poner a prueba a Putin y su seriedad a la hora de poner fin a esta terrible guerra”.
Sin embargo, Putin, que ha dirigido los caminos de Rusia durante dos décadas, se ha ganado en este tiempo una reputación de cruel y astuto, entonces ¿Buscará sacar provecho de la reunión para sus propios fines o estará dispuesto a detener la matanza y la destrucción en Ucrania?
El gobernante ruso se ha negado, en esta etapa, a reunirse con el presidente, Volodimir Zelenski, de Ucrania; una señal ominosa de que no está dispuesto a considerar las peticiones del actual representante de Kiev.
Si bien, la cumbre Trump-Putin es un paso positivo, las posibilidades de un avance rápido parecen bastante remotas. Incluso Trump ha reconocido que no espera resultados inmediatos.
Sin embargo, el mero hecho de que ambos líderes conversen en persona indica que las tácticas de La Casa Blanca, de imponer nuevas sanciones al Kremlin, incluyendo la implementación de altos aranceles dirigidas a países que compran petróleo ruso barato, han surtido efecto.
El encuentro bilateral en territorio estadounidense, evidencia la preocupación de Putin por la economía rusa y el impacto que la alarmante cifra de bajas está teniendo en las familias de los soldados que luchan en Ucrania.
Se estima que Rusia pierde 1.000 soldados diarios, ya sea por heridas o muerte en el frente de batalla.
Aún a pesar de las presiones, ¿seguirá Putin insistiendo en el mismo mensaje cuando se reúna con Trump?
Durante las conversaciones en Turquía en junio pasado, la delegación rusa puso especial énfasis en el retiro de las fuerzas ucranianas de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y
Jersón, las cuatro regiones que Moscú anexó ilegalmente en septiembre de 2022 y por supuesto reconocimiento internacional de su anexión de Crimea. Además, la congelación de los envíos de armas occidentales.
Incluso si aceptara renunciar a conquistar o destruir Ucrania, es poco probable que Putin abandone sus principales «líneas rojas» como que Ucrania nunca sea miembro de la OTAN, y preferiblemente tampoco de la Unión Europea, y la desmilitarización del ejército ucraniano.
Putin también ha dejado claro que nunca hará negocios con Zelenski y que debería ser destituido como líder en Kiev.
Trump podría convenir sobre la cuestión de la OTAN, ya que lo ha insinuado en el pasado, pero es difícil ver cómo podría obligar a Zelenski a dimitir, a menos que sea a través de elecciones.
En cuanto al desarme, Trump puede argumentar que Ucrania tiene el derecho y la necesidad de mantener fuerzas armadas para proteger su soberanía. En otras palabras, en prevención de cualquier futura invasión rusa.
Si Putin no está dispuesto a ceder en estos temas clave, la cumbre será solo un intercambio de opiniones y no una oportunidad para una negociación adecuada.
El factor clave aquí es que, Putin parece valorar el mantener relaciones personales con Trump dado que, en más de 20 años en el poder, nunca ha tenido alguien en la Casa Blanca con quien realmente hacer negocios.
En todo caso, aunque se espera que llegue a la cumbre dispuesto a hablar de paz, aún hay un largo camino por recorrer.
*Por su interés reproducimos este artículo de Sonia Schott publicado en Diario Las Américas.