Las tormentas solares extremas ponen en riesgo la red tecnológica mundial

26 de octubre de 2025
3 minutos de lectura
Eyección de masa coronal solar / NASA - Europa Press - Archivo

El planeta atraviesa un periodo de intensa actividad caracterizado por eyecciones de masa coronal y tormentas geomagnéticas de gran magnitud

El avance hacia una sociedad hipertecnológica ha multiplicado la dependencia de los sistemas digitales. Sin embargo, también ha aumentado su vulnerabilidad frente a un fenómeno natural casi olvidado: la tormenta solar extrema. Estas erupciones del Sol, capaces de alterar el campo magnético terrestre, representan hoy uno de los mayores peligros para la infraestructura moderna.

Según la NASA y la ESA, en una información recogida por Vanguardia (MX) el planeta atraviesa el máximo solar 2025, un periodo de intensa actividad caracterizado por eyecciones de masa coronal y tormentas geomagnéticas de gran magnitud. Los expertos alertan de que una emisión suficientemente potente podría provocar un colapso tecnológico global, afectando redes eléctricas, sistemas de navegación GPS y telecomunicaciones.

Lecciones del pasado

En 1859, el astrónomo británico Richard Carrington observó una llamarada solar que desató la tormenta geomagnética más intensa de la historia. El Evento Carrington incendió estaciones de telégrafo y generó corrientes eléctricas tan potentes que los aparatos siguieron transmitiendo sin energía externa.

Asimismo, científicos coinciden en que un episodio similar hoy causaría daños incalculables. Según National Geographic, los sistemas interconectados que sostienen la economía digital podrían quedar fuera de servicio durante semanas o incluso meses.

La NOAA ha confirmado un aumento récord de manchas solares y erupciones, mientras que la ESA advierte que las redes eléctricas son las más vulnerables. Una tormenta geomagnética intensa podría sobrecargar transformadores, provocar apagones continentales y dejar sin energía a millones de personas.

No sería la primera vez. En 1989, una tormenta solar dejó sin electricidad a nueve millones de personas en Quebec. En 2024, ocho eyecciones de masa coronal generaron auroras visibles desde España hasta Chile, prueba del actual nivel de actividad solar.

Satélites y comunicaciones en peligro

El riesgo no se limita a la superficie terrestre. The Washington Post documenta cómo las partículas solares cargadas alteran la atmósfera superior, aumentando la fricción que enfrentan los satélites en órbita baja. Muchos deben corregir su altitud para evitar caer prematuramente.

También los sistemas GPS pueden sufrir desviaciones críticas, afectando la navegación aérea, la agricultura de precisión y la logística internacional. Los astronautas de la Estación Espacial Internacional deben suspender actividades exteriores durante estos episodios para evitar la exposición a radiación letal.

Aunque la NASA ya planifica refugios subterráneos para futuras misiones lunares y marcianas. National Geographic recuerda que, durante el programa Apolo, los trajes espaciales y cápsulas no habrían resistido un evento solar extremo. La humanidad, pese a su desarrollo tecnológico, sigue siendo altamente vulnerable al Sol.

Conciencia

Satélites como el Deep Space Climate Observatory (DSCOVR) monitorean la actividad solar y emiten alertas tempranas. Según BBC News, los tiempos de aviso varían entre 15 minutos y 24 horas, margen decisivo para que aerolíneas y operadoras eléctricas activen protocolos de seguridad.

Aun así, los expertos coinciden en que la protección global es insuficiente. No todos los países disponen de infraestructura blindada ni de planes coordinados entre sectores estratégicos. En Estados Unidos, las regulaciones federales exigen reforzar transformadores críticos y realizar simulacros anuales. En Europa, la ESA impulsa un sistema continental de alerta espacial. En México, la Agencia Espacial Mexicana colabora en el monitoreo solar mediante observatorios astronómicos.

Pese a los avances, la conciencia social sobre este riesgo sigue siendo escasa. La mayoría desconoce que las tormentas solares se clasifican del nivel G1 al G5, siendo las G5 las más destructivas. The New York Times advierte que sectores como el transporte, la agricultura o la salud solo podrán evitar daños si existen protocolos claros y capacitación adecuada.

Fragilidad humana

Una tormenta solar puede liberar la energía equivalente a 10 mil millones de bombas atómicas. Las auroras boreales son apenas el rostro amable de un fenómeno capaz de alterar la vida en el planeta. En 1859, las luces del Evento Carrington se vieron hasta en Cuba y Hawái.

Sin embargo, la resiliencia ante una tormenta solar extrema no depende solo de la tecnología, sino de la coordinación global y la preparación colectiva. Si el Sol repitiera hoy su furia del siglo XIX, el mundo tendría que demostrar si su red digital es tan fuerte como presume o tan frágil como temen los científicos.

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