Esta frase tan conocida, con pequeños matices, aparece en El Burlador de Sevilla, de Tirso de Molina y en nuestro Quijote, de Cervantes. La intención es que el tiempo, si pasa lentamente, deshilacha las intenciones o simplifica los acuerdos.
Tres años son muchos años para que se cumpla una ley de “regeneración democrática” que no puede cumplirse por la sencilla razón de que es violenta. No de violencia de género, sino de violencia general, porque pretende definir quiénes son los buenos frente a los malos ya sean periodistas, jueces o medios, que un “comité de expertos” señalará, según se reciba de ellos alabanza o vituperios.
Cuando en una sociedad democrática se ofende o calumnia gravemente, se denuncia ante la autoridad que corresponde y la justicia determina con penas la gravedad del asunto. Si es Mi Persona quien define, la dictadura está servida y, entonces, la protección personal está en manos de caprichos arbitrarios que, por ambiguos, desconsideran el ejercicio de la libertad.
Este Gobierno, que no cree, pretende que comulguemos con ruedas de molino.
pedrouve