Hoy: 23 de noviembre de 2024
ERNESTO EKAIZER/El Periódico de Catalunya
Una nueva tregua está en proceso de gestación entre Israel y Hamás para Gaza en una negociación frenética en Qatar y El Cairo donde participan jefes de inteligencia de Estados Unidos y de Israel, en contacto con intermediarios del citado emirato y del Gobierno de Egipto que, a su vez, se reúnen simultáneamente en ambos países con emisarios de Hamás.
El responsable de la rama política de Hamás, Ismail Haniyeh, es el interlocutor, en consulta, a su vez, con el responsable de la rama militar de Hamás -las milicias de la brigada Al Qassam -, Yahya Sinwar, el organizador del ataque del 7 de octubre de 2023, que causó 1.200 muertos (cifra rebajada de los 1.400 iniciales) y el secuestro de 220 rehenes israelíes y extranjeros.
Haniyeh llegó este miércoles 20 de diciembre a la capital egipcia. Ya en octubre se encargó de negociar en Turquía una primera pausa en la guerra que más tarde se extendió.
Este responsable político de Hamás asumió como primer ministro del gobierno de Gaza después de la victoria de Hamás por mayoría absoluta en las elecciones del Consejo Legislativo Palestino de 2006. Nunca, que se sepa, ha planteado la destrucción de Israel, y recientemente, al negociar las “pausas humanitarias”, volvió a proponer la negociación con Israel para llegar a una solución con dos estados.
Haniyeh, nacido en 1963 en el campo de refugiados Al Shati de Gaza, vive exiliado en Qatar, pero la casa de su familia en sufrió un bombardeo en el barrio de Sheikh Radwan, en Gaza, en el que murieron 14 personas, entre ellos su hermano y un sobrino.
Los múltiples contactos entre Israel y Hamás, a través de los gobiernos de Qatar y Egipto, por una parte, y las reuniones entre los jefes de Agencia Central de Inteligencia (CIA), norteamericana, William Burns, y el del servicio israelí Mossad, David Barnea, se desarrollan en medio de un cambio de la línea propagandística israelo-norteamericana en la que Hamás era identificada con el terrorismo islámico del Isis.
Los contactos, según se ha apuntado, entre los jefes de inteligencia han tenido lugar especialmente en Doha, Qatar. Y mira por dónde dos de los dirigentes políticos de Hamás -el propio Haniyeh y Khalid Marshal, residen de manera oficial en el citado emirato.
El intercambio de rehenes israelíes y extranjeros y los testimonios de varios de ellos en el sentido de que se les ha tratado de manera correcta durante su injusto y abusivo cautiverio tampoco encajan con la campaña de identificación de Hamás con el Isis.
Ni qué decir sobre las afirmaciones, rápidamente abandonadas respecto a la presunta decapitación de cuarenta bebés en el kibutz Kfar Aza, afirmación que se presentó como un hecho probado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y más tarde rectificada con la boca pequeña.
Como ha ocurrido también con la cifra de 1.400 muertos del 7 de octubre, rebajada luego a 1.200. Esas otras doscientas personas -carbonizadas- fueron identificadas primero como israelíes y más tarde resultaron ser en su mayoría palestinos.
El carácter islamista de Hamás, por otra parte, no le ha ahorrado críticas furibundas del Isis en su momento, una organización que nunca consiguió entrar en Gaza, donde lo intentó sin éxito.
En todo caso, parece evidente que ni a los norteamericanos ni a los israelíes les interesa ahora agitar la propaganda Hamás=Isis. ¿Cómo admitir que negocian con el…Isis?
Hamás mantiene contactos y delegaciones oficiales durante varios años en varios países como Qatar Argelia, Egipto, Irán y Rusia.
Mientras, ya han pasado dos meses y medio desde el ataque horrendo del 7 de octubre.
Y las investigaciones sobre el mismo están paralizadas en Israel “hasta después” de la guerra contra los palestinos en Gaza , según la propuesta del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Con todo, hay evidencias de que la preparación de la operación fue menospreciada por los servicios de inteligencia israelíes cuando obtuvieron indicios sobre ella en octubre de 2022 y en julio de 2023.
El periodista británico, Jonathan Cook, que ha vivido largos años en Nazaret, Israel, escribió el pasado 15 de diciembre, una columna en la que se preguntaba por qué los medios occidentales ignoran las pruebas de las propias acciones del Ejército israelí durante los hechos de 7 de octubre de 2023.
Los relatos, por ejemplo, de algunas rehenes como es el caso de Yasmin Porat, que huyó del festival Nova y acabó escondiéndose en Be’eri; es una de las pocas que sobrevivió ese día. Su socio, Tal Katz, fue asesinado. Ha explicado en repetidas ocasiones a los medios israelíes lo que el vivió.
Según el relato a radio Kan, el 15 de noviembre de 2023, los combatientes de Hamás en Be’eri se atrincheraron en una casa con un grupo de aproximadamente una docena de rehenes israelíes, ya sea planeando usarlos como escudos humanos o como moneda de cambio para una salida.
Sin embargo, el ejército israelí no estaba de humor para negociar.
Porat escapó sólo porque uno de los combatientes de Hamas abandonó la casa desde el principio, usándola como escudo humano, antes de entregarse.
Porat describe a los soldados israelíes participando en un tiroteo de cuatro horas con los milicianos de Hamas, a pesar de la presencia de civiles israelíes.
Pero no todos los rehenes murieron en el fuego cruzado. Israel puso fin al enfrentamiento con un tanque israelí disparando dos proyectiles contra la casa.
Según cuenta Porat, cuando preguntó por qué lo habían hecho, “me explicaron que era para romper las paredes, para ayudar a purificar la casa”.
El único otro superviviente, Hadas Dagan, que yacía boca abajo en el césped frente a la casa durante el tiroteo, informó a Porat lo que sucedió después de que los dos proyectiles impactaran en la casa.
Dagan vio a sus dos compañeros tirados cerca de ella, muertos por la metralla de las explosiones.
Una niña de 12 años, Liel Hatsroni, que había estado gritando dentro de la casa durante todo el tiroteo, también guardó silencio. Hatsroni y su tía, Ayalan, fueron incineradas. Se necesitaron semanas para identificar sus cuerpos.
En particular, los restos carbonizados de Liel Hatsroni han sido una de las pruebas emotivas citadas por Israel para acusar a Hamás de matar y quemar a israelíes.
Jonathan Cook cita también el testimonio de pilotos de helicópteros del Ejército israelí confundidos.
”Los coches quemados en el festival Nova y sus ocupantes parecen haber corrido parecida suerte. Al parecer, preocupados de que los hombres armados de Hamás estuvieran huyendo de la zona con rehenes en automóviles, se ordenó a los pilotos de helicópteros que abrieran fuego, incinerando los automóviles y a todos los ocupantes”.
En los medios israelíes se explica esta conducta de los soldados israelíes por la existencia del llamado protocolo Hannibal, una instrucción militar secreta según la cual se debe evitar la toma de rehenes de militares israelíes a fin de evitar el posterior intercambio de los mismos por palestinos presos en cárceles de Israel.
Precisamente, en vÍdeos publicados, alguno de ellos por el Ejército israelí, se advierte cómo helicópteros israelíes disparan al azar misiles contra coches que abandonaban la zona del festival, con la idea de que llevaban rehenes en dirección a Gaza.