El primer ministro de Israel, tras sucesivos aplazamientos, está citado a prestar declaración el 2 de diciembre en el juicio de Jerusalén desde el banquillo que ocupa con sus dos otros cómplices
ERNESTO EKAIZER / El Periódico de Catalunya
El cine documental de no ficción se adelanta a la realidad judicial de Benjamin Netanyahu. El pasado lunes 9 de septiembre, los abogados del primer ministro de Israel presentaron una demanda en Jerusalén para bloquear la emisión y distribución en Canadá del documental The Bibi Files (Los papeles de Bibi), el apodo popular del primer ministro. La película de urgencia, realizada por el laureado y prolífico productor norteamericano Alex Gibney, está lanzando ahora mismo la historia de los Sopranos, que ha dirigido sobre la creación de una de las más icónicas series de televisión- entró, como quien no quiere la cosa, en la programación unos días antes de ese mismo día 9 de septiembre en el conocido Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF).
El juez de distrito de Jerusalén, Oded Shaham, desestimó la petición con el argumento de que con tanta premura -la proyección estaba prevista para el mismo día lunes 9 y martes 10 de septiembre en Toronto- no le daba tiempo para convocar un audiencia y escuchar los argumentos de las partes-, pero, al tiempo, ordenó a un acreditado periodista de investigación del Canal 13 de televisión, Raviv Drucker, responder a la acusación de haber aportado y/o participado en la proyección de los videos de una larga serie de interrogatorios -miles de horas- del primer ministro, realizados por la policía israelí entre 2016 y 2018, durante la investigación de varios casos de corrupción.
La ley prohíbe la difusión de tal material sin expresa autorización judicial; y estos casos están actualmente en proceso de enjuiciamiento.
Drucker negó la acusación y explicó que además de aparecer en el documental de Gibney, fue contratado como consultor. La película está dirigida por Alexis Bloom y, en efecto, se proyectó ese 9 y 10 de septiembre, y varios días más, en el festival de Toronto.
Los abogados de Netanyahu han solicitado después, el 17 de septiembre, a la abogada general del Estado, Gali Baharav-Miara, y al jefe de Policía, Daniel Levy, la apertura de una investigación contra Drucker y se han dirigido a los tribunales para que emitan una orden que prohiba la proyección de los videos de los interrogatorios de la Policía.
El fracaso de Netanyahu a la hora de impedir la proyección de la película en Toronto -facilitado por la habilidad del productor Gibney y del Festival al anunciar su proyección a último momento-, empero, contrasta con él éxito que ha logrado el primer ministro en el aplazamiento sistemático de su declaración como acusado en los casos por los que se le investiga desde hace diez años y se le enjuicia formalmente desde el 24 de mayo de 2020.
Fueron las maniobras de Netanyahu -su reforma judicial para controlar el Tribunal Supremo- , precisamente, las que desataron grandes movilizaciones contra su gobierno.
El juicio contra Netanyahu permanecía suspendido desde el 20 de septiembre de 2023 -después de varios prórrogas- cuando varios miles de milicianos de Hamás rompieron el muro de la Franja de Gaza el 7 de octubre, provocaron la muerte de 1.200 israelíes y secuestraron a 251 ciudadanos. En enero de 2024, el juicio se reanudó con tres sesiones por semana.
El tribunal de distrito de Jerusalén, donde se juzga las tres causas, convocó para el pasado 9 de julio una audiencia a fin de determinar la fecha de la declaración del acusado Netanyahu.
Unos días antes, el 27 de junio, Amid Hadad, el abogado del primer ministro – acusado de haber sido presuntamente corrompido junto a otros dos empresarios, presuntos corruptores- alegó que incluso en tiempos de paz “la preparación para oir el testimonio de un acusado de tal envergadura requiere un tiempo significativo de tiempo. En medio de una guerra si se quiere respetar su derecho de defensa es significativamente mayor”.
La fase del interrogatorio de los testigos de la fiscalía ya está acabada y, por tanto, Netanyahu debe comparecer en el banquillo para contestar a los fiscales. El letrado del primer ministro propuso, pues, que su declaración se aplace como mínimo hasta marzo de 2025 a raíz de la guerra con Hamás.
En la vista del 9 de julio, la abogacía general del Estado reiteró su posición de respuesta a la defensa y se opuso. Exigió que Netanyahu comparezca no después del próximo 1 de noviembre, una vez finalizado el receso judicial del verano.
“Lo estamos intentando, pero es un momento muy difícil para sentar al primer ministro, hacerle preguntas y recibir feedback”, señaló Hadad.
Sin embargo, en su resolución, los jueces señalaron, el mismo 9 de julio, que tras “haber ponderado la capacidad del primer ministro para prepararse durante un tiempo de guerra con el interés público de avanzar en el caso” llegaban a la conclusión de que debe responder desde el banquillo “el 2 de diciembre de 2024”. La fiscalía ha estimado que la declaración de Netanyahu como acusado puede extenderse durante dos meses.
¿Cuáles son los cargos contra Netanyahu y los magnates de comunicación procesados Arnon Mozes y Shaul Elovitch?
Son tres casos separados unidos en un mismo juicio por presunta corrupción.
La calificación de los delitos, según el código penal citado por el auto de procesamiento del 21 de noviembre de 2019, abarcan “vulneración de confianza, aceptar sobornos y fraude, con penas de cárcel desde tres a diez años.
Supuestos sobornos y abuso de confianza por los suntuosos regalos que el multimillonario israelí en Hollywood, Arnon Milchan, y el magnate australiano, James Packer, hicieron a Netanyahu y su esposa a cambio de presuntos favores políticos. Según el entonces abogado general del Estado Avichai Mandelblit, se trata en especial de “muchas cajas de habanos y de champán, “de modo que se convirtió en una canal de abastecimiento”. El valor de los regalos se estima en 700,000 shekels o 198.000 dólares.
Favores a Arnon Mozes, principal accionista del grupo de medios israelí Yedioth Ahronoth, contra un periódico rival, el diario Israel Hayom, supuestamente a cambio de una cobertura favorable.
Se trata del caso quizá más relevante: Netanyahu, en su cargo de ministro de Comunicaciones, entre 2014 y 2017, habría aprobado normas regulatorias especiales para favorecer a un grupo empresarial. Presunto soborno y abuso de confianza por un “trato recíproco” a cambio de cobertura mediática positiva, esta vez con el entonces propietario del popular sitio de noticias Walla, del primer grupo de telecomunicaciones israelí Bezeq Telecom. La investigación dañó la reputación de Netanyahu, Bibi para los amigos, al punto de que los partidos rechazaron coaligarse con el partido Likud, que lidera Netanyahu, tras las elecciones legislativas del 1 de noviembre de 2022.
En el documental, Drucker, el periodista que es objeto de la ofensiva legal de Netanyahu, señala: “Ese aislamiento obligó al ambicioso político a echarse en brazos de extremistas de derechas como el actual ministro del Interior, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que antes eran sometidos a un cordón sanitario por los partidos mayoritarios”.
Otros analistas israelíes comentan que ambos políticos religiosos de extrema derecha “están empeñados en prolongar la guerra en Gaza y los asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada”.
Por tanto, Netanyahu no puede separarse de sus aliados ultraderechistas, esto es, no tiene capacidad para retroceder en el planteamiento de continuar la guerra, pactar un alto el fuego con Hamás o convertir la recuperación de los rehenes en el centro de su estrategia. Porque ello supondría su caída.
“No me sorprendería que veamos con la escalada de la guerra hacia Líbano que Netanyahu solicita al tribunal aplazar su declaración una vez más. Una guerra todavía más amplia se está en camino, dirá, y no tengo libertad para prestar declaración porque tengo que estar ahí para liderar el esfuerzo de guerra”, escribió el columnista Mordechai Guilat en el diario Haaretz el pasado 22 de septiembre.
¿Recuerdan ustedes a Dustin Hoffmann y Robert de Niro en aquella película Wag the dog (titulada Cortina de humo en España, 1997) y la guerra con Albania?
Pues algo de eso hay.
Mientras, Netanyahu amplía la guerra al Libano, su ministro de Justicia, Yarif Levin, el arquitecto de la reforma judicial bloqueada, intenta elegir a un candidato adicto para presidir el Tribunal Supremo, una de cuyas tareas inmediatas es formar una comisión de investigación sobre los fallos de los servicios de seguridad en la valoración de los informes que ya desde julio de 2003 anunciaban una gran operación de Hamás contra Israel.
Pero, sobre todo, el control del Tribunal Supremo permitiría al primer ministro, que solo puede ser removido de su cargo con una condena firme, recurrir una eventual sentencia condenatoria en el juzgado de Jerusalén y mantenerse en el cargo.