Hoy: 21 de noviembre de 2024
Los hogares con distintivo energético ineficiente (E, F o G) deberán destinar entre 10.000 y 20.000 € para mejorar la eficiencia energética de su vivienda para cumplir con la normativa europea en esta materia, según se concluye de un estudio elaborado por el Observatorio del Alquiler de la Fundación Alquiler Seguro y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) con los datos de Sociedad de Tasación, de los que se ha hecho eco EP.
En España, como se observa en este documento, tan solo un 16,2% de las viviendas alquiladas tienen una calificación energética eficiente (del tipo A, B, C o D). Y el 83,8% de las restantes tienen una calificación energética considerada ineficiente; siendo la mayor parte, el 62,3%, las que se sitúan en el rango E, susceptible de mejorar.
El otro 21,5% de estas viviendas en alquilar tiene una calificación de F o G, las menos eficientes de todas y más necesarias de rehabilitar, según urge la legislación europea.
Esta normativa obliga a disminuir el consumo energético del parque de viviendas residenciales en un 16% hasta 2030. Un porcentaje que se eleva hasta en torno al 20% y el 22% para 2035. De igual manera, la Unión Europea pide que el 55% de la reducción del consumo energético debe proceder de la renovación del 43% de los edificios menos eficientes.
Según el informe, una vivienda con una calificación energética E (ineficiente) podría disminuir en un 35% la demanda conjunta de calefacción y refrigeración de un edificio si invirtiera 9.900 €. También reduciría el consumo de energía primaria entre un 30% y un 45%, recoge EP.
Si se planteara una reducción del consumo de energía primaria de entre un 45% y un 60%, cada vivienda debería contar con un presupuesto estimado de 14.000 €, mientras que para lograr un objetivo de reducción del consumo de energía primaria no renovable en un porcentaje superior al 60%, mejorando tanto el aislamiento como los sistemas de aerotermia, la inversión se estima en 22.000 €.
“Estos tres escenarios permitirían mejorar la sostenibilidad del edificio para hacerlo más eficiente y alinearlo con los requerimientos que la Unión Europea ha solicitado a todos los países”, subraya el estudio.
Como se demuestra, pasar de una vivienda con una etiqueta E, considerada de calificación energética ineficiente, a una C (etiqueta eficiente), podría suponer un ahorro en las facturas de hasta un 35%. Esto se debe a que un distintivo E supone que un hogar gaste de media 1.483€ al año, mientras que el gasto en energía caería a 971 € al año en hogares con una etiqueta energética C.
Es más, informa EP, que la diferencia en el gasto puede alcanzar hasta los 1.000 euros si se compara el desembolso medio anual entre un hogar con etiqueta A (661 euros) y uno con etiqueta energética G (1.658 €).