San Juan María Vianney refiere que, nada más ser nombrado cura de Ars, se puso en camino lo antes que pudo para tomar posesión de su parroquia. Pero ese día, una niebla densa hizo que se perdiera entre los matorrales sin que pudiera ver con claridad el horizonte. Un niño, un ángel de la guarda acaso, surgió detrás de la espesura y el santo le hizo una proposición:
-Si me enseñas cómo llegar a Ars yo te diré cómo se llega a Dios.
… En todas las religiones el hombre es el que busca a Dios; en la cristiana, Dios es el que busca afanosamente al hombre, permitiéndole que decida si elige la caridad o el egoísmo, la angustia o la esperanza; si prefiere a Él o a la nada, tan llena de cristalillos sin destino.
Hay otras religiones que ampara la ambición y se viven como si fueran triunfos. Sus seguidores terminan en medio de una niebla espesa y sin ángel que les evite el precipicio. Cuando en tanta soledad pidan ayuda a sus cómplices o amigos, ellos ya vivirán en el abismo.