La marca Guess presentó en la edición impresa de agosto de Vogue, un anuncio protagonizado por una modelo creada mediante inteligencia artificial (IA), marcando un hito al ser la primera persona digital en aparecer en la revista. Este hecho ha generado un amplio debate en la industria de la moda y entre los consumidores.
Aunque Guess resaltó que la modelo fue creada con IA, el subtítulo es discreto y fácilmente puede pasar por alto. Lo que dificulta identificar el origen artificial de la imagen y genera preocupación sobre sus efectos.
Seraphinne Vallora, empresa responsable del anuncio, fue contactada por Guess para crear esta figura digital. Valentina González y Andreea Petrescu, explican que el proceso es complejo y costoso, y que han desarrollado varios modelos para la campaña, que fueron seleccionadas por la propia marca.
Sin embargo, modelos como Felicity Hayward, defensora de la diversidad, critican la iniciativa, considerándola un retroceso que puede afectar especialmente a las modelos de tallas grandes
El uso de la inteligencia artificial refuerza estándares de belleza poco realistas, lo que genera una creciente preocupación entre profesionales de la salud mental. A diferencia de los retoques tradicionales, que parten de una persona real, estas figuras digitales son diseñadas desde cero para lucir perfectas, eliminando cualquier rastro de imperfección, singularidad o diversidad corporal.
Expertos advierten que la exposición constante a estos cuerpos artificiales, especialmente en redes sociales y medios de comunicación, puede contribuir al desarrollo de trastornos relacionados con la imagen corporal, ansiedad, baja autoestima e incluso trastornos alimenticios, sobre todo entre adolescentes y jóvenes.
Según recoge La Prensa, la organización benéfica Beat, especializada en trastornos alimentarios, considera “preocupante” la proliferación de cuerpos irreales generados por IA. Vanessa Longley, su directora ejecutiva, señaló que la exposición constante a este tipo de imágenes puede contribuir al deterioro de la autoestima y a una visión distorsionada del cuerpo propio.
Esta problemática no es nueva, pero adquiere una nueva dimensión con la IA. Campañas como la de Dove en 2024 ya denunciaban cómo los generadores de imágenes, al ser entrenados con sesgos sociales, reproducen de forma sistemática mujeres blancas, delgadas, jóvenes y de rasgos europeos. Las figuras creadas para la campaña de Guess no son una excepción.
El consenso entre psicólogos, activistas y expertos en tecnología es claro: si no se establecen límites éticos y normativas claras, la proliferación de modelos creados con IA podría agravar los problemas de salud mental ya existentes y dificultar aún más la promoción de cuerpos reales y diversos en la industria de la moda
Sinead Bovell, exmodelo y actual experta en tecnología, advierte que no etiquetar claramente los contenidos generados con IA es “excepcionalmente problemático”, ya que dificulta la alfabetización visual del público y puede tener consecuencias negativas en su salud mental.
«La IA ya está influyendo en los cánones de belleza. Hay chicas jóvenes que se someten a cirugía plástica para parecerse a una cara en un filtro, y ahora vemos personas que son totalmente artificiales», asegura la exmodelo
En plataformas como X, los comentarios de los usuarios han reflejado indignación. “¡Vaya! Como si las expectativas de belleza no fueran lo suficientemente irreales, ahora llega la IA a hacerlas directamente imposibles”, escribió una usuaria. Otros señalaron que Vogue “ha perdido credibilidad” al dar espacio a este tipo de campañas, aunque la revista insiste en que se trata de publicidad, no de una decisión editorial
Desde Seraphinne Vallora, sus creadoras defienden que la IA no busca reemplazar a las modelos reales, sino ofrecer una alternativa estética y comercial. Aseguran que su tecnología ha creado empleos en su empresa y que parte del proceso creativo aún requiere observar cómo lucen ciertas prendas en personas reales.
Sin embargo, en su sitio web destacan como una de las principales ventajas el ahorro de costes: sin modelos, sin fotógrafos, sin maquilladores ni producción en las localizaciones. Para Sara Ziff, fundadora de Model Alliance y exmodelo, esto revela que el verdadero motivo detrás de estas campañas es la reducción de costos más que la innovación.
“La IA puede ser una herramienta útil, pero solo si se garantiza una protección real para los trabajadores de la moda”, explico Ziff al periódico La Prensa.
El modelaje se encuentra en un punto de inflexión. A medida que la tecnología avance, es probable que veamos más campañas protagonizadas por figuras digitales. Pero expertos como Sinead Bovell coinciden en que no todas las marcas ni todos los públicos aceptarán este tipo de representaciones como sustituto de lo humano.
“Podríamos llegar al punto en que las audiencias desconecten por completo de las modelos generadas por IA porque, en el fondo, saben que no son reales”, advierte Bovell.
Mientras tanto, el debate continúa y pone sobre la mesa una pregunta crucial: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar la autenticidad en nombre de la perfección digital?