«La hermanastra fea» se llevó este sábado el máximo galardón en el festival de cine fantástico de Sitges. La película, ópera prima de la directora noruega Emilie Blichfeldt, propone una versión sangrienta y sarcástica de la historia de Cenicienta.
La trama sigue a Elvira, una joven cuyo destino está marcado por su madre, que busca casarla con el apuesto príncipe Julian. Pero no todo es fácil: las rivales más bellas del reino compiten por el mismo premio. La película cuestiona los cánones de belleza y la mirada masculina que dominan la sociedad.
Con humor negro y escenas de terror, Blichfeldt muestra las brutales transformaciones que Elvira está dispuesta a sufrir para ser aceptada. Lea Myren, la actriz principal, entrega una actuación intensa que mezcla vulnerabilidad y determinación. La directora confesó que la historia está inspirada en su propia juventud: los pies grandes y la inseguridad con los chicos cercanos. Incluso la icónica escena del zapato perdido se convierte aquí en pesadilla.
Sitges también reconoció a la película mexicana «No dejes a los niños solos», de Emilio Portes, como la mejor producción latinoamericana. La historia se sitúa en el México de los años 1980 y sigue a dos hermanos que quedan solos en una casa grande. Allí, enfrentan al fantasma de un cruel antiguo ocupante.
Portes explora la psicología infantil y las tensas relaciones entre hermanos. La película combina terror, crítica social y un final oscuro que deja al espectador sin aliento. Sitges sigue siendo un escaparate de historias que mezclan lo fantástico y lo inquietante.
Esta edición, la número 58, contó con invitados de renombre. Benedict Cumberbatch presentó «The Thing with Feathers», un drama fantástico donde un padre lidia con la pérdida y un cuervo simbólico. Joe Dante, leyenda del cine de terror, también estuvo presente. Entre los grandes títulos que se vieron, destacaron la nueva versión de «Frankenstein» de Guillermo del Toro, «Drácula» de Luc Besson y «El increíble hombre menguante» con Jean Dujardin.
Como cada año, la ciudad se llenó de color y fantasía. La tradicional «Zombie Walk» reunió a cientos de participantes que recorrieron las calles disfrazados de muertos vivientes. Entre premios, proyecciones y desfiles, Sitges confirmó una vez más su lugar como referencia mundial del cine fantástico y de terror.