El dilema de los símbolos nazis es algo que sigue estando vigente en nuestra sociedad. No obstante, en los últimos años el norte de Europa ha experimentado un acontecimiento único. Sí, la esvástica nazi está relacionada con la bandera finesa de una manera muy curiosa.
Fueron las Fuerzas Armadas de Finlandia quiénes tenían una esvástica con dos alas en la bandera hasta que el país nórdico se unió a la OTAN en 2023.

Tras su adhesión tuvo que cambiar el emblema de su bandera, que lo llevaban desde antes de Hitler, con el objetivo de “actualizar el simbolismo” de la organización. En un contexto en el cual, para el diario Helsingin Sanomat, reveló que el verdadero motivo de la supresión era la percepción de que, aunque dicen no tener nada que ver con la esvástica nazi, sigue siendo un “símbolo embarazoso en contextos internacionales”.
Y aunque La Fuerza Aérea emplease este diseño en 1918, antes del nazismo, el coronel Tomi Bohm, comandante de la Fuerza Aérea que “quizá sea prudente vivir con los tiempos”; haciendo alusión a que la repercusión social e histórica tiene aún mucho impacto en el ideario colectivo.
En el siglo XIX y XX, la esvástica era un símbolo inofensivo y ampliamente utilizado, hasta que el Partido Nazi alemán la adoptó como marca de su régimen genocida. A día de hoy persiste como signo de intolerancia y es empleado por neonazis y otros grupos para amenazar a personas judías y colectivos minoritarios.

El país nórdico utilizaba la esvástica para representar su Fuerza Aérea desde 1918, año en que el país se independizó del gigante ruso tras la Revolución Bolchevique. Aunque proviene de un aristócrata sueco: Erik von Rosen. Fue él quién la pintó en un avión que donó a las fuerzas anticomunistas finlandesas durante la guerra civil que supuso la independencia de Finlandia.
Detalla Kai Mecklin, director del Museo de las Fuerzas Aéreas Finlandesas:
«Antes de salir de Umeå [norte de Suecia] von Rosen pintó esvásticas azules en las alas de la aeronave. Era su símbolo de la suerte y escudo familiar. El avión aterrizó en Vaasa en la mañana del 6 de Marzo de 1918 y ese es el día en que se considera que se fundó la Fuerza Aérea Finlandesa»
A partir de entonces, la esvástica se adoptó como símbolo oficial de esta rama del Ejército y empezó a decorar suelos, pomos de puertas y otros objetos relacionados con la incipiente nación.

Pero poco después de la declaración de independencia, estalló una sangrienta guerra civil, entre los seguidores de Lenin, partidarios de extender la revolución comunista rusa, y el llamado Ejército Blanco, que representaba a la clase burguesa y acomodada y que estaba liderado por el general Carl Gustav Emil Mannerheim.
Van Rosen empleó este símbolo como signo de buena suerte, aunque décadas más tarde mostró su cercanía personal con figuras nazis como Hermann Göring. Pero el país decidió, gradualmente, eliminar la esvástica de los uniformes y de los sitios web desde el 2017 hasta el 2020.
Por una parte, están quienes dicen que eliminar la esvástica supondría negar las verdaderas raíces del símbolo, cediéndoselo definitivamente a los nazis. Y otros consideran que mantenerla deteriora la imagen del país e incluso podría llegar a ponerlo en riesgo en caso de conflicto o guerra.
Aunque la discusión no es nueva, pero sí ha tomado brío recientemente a raíz, entre otros factores, de un libro del profesor de Política Mundial de la Universidad de Helsinki, Teivo Teivainen, en el que cuestiona la pertinencia de seguir usando un símbolo que en todas partes y, especialmente en Europa, es sinónimo de racismo, genocidio y totalitarismo.
Cabe destacar que, aunque para los europeos hace alusión a una mancha de sangre de nuestra historia, para muchos tienen otros significados totalmente distintos. Por ejemplo, fuera de Europa, es un símbolo sagrado para religiones como el hinduismo, budismo o el jainismo, entre otras culturas, un estatus que ha dado lugar a confesiones y revisiones.

En un anuncio polarizador antes de los Juegos Olímpicos de Tokio de 2021, un organismo cartográfico de Japón dijo que dejaría de utilizar el manji, un símbolo similar a la esvástica, para marcar los templos, con la esperanza de evitar situaciones en las que los visitantes lo confundieran con un símbolo nazi, según recoge The New York Times.
Por lo demás, se trata de un símbolo muy antiguo, de origen asiático y que ha sido usado a lo largo de la historia por distintas culturas, entre ellas la vikinga. Fue, de hecho, su vinculación con el paganismo nórdico que revivió en el siglo XIX. Por ejemplo, era uno de los motivos favoritos del pintor Akseli Gallen-Kallela, autor de las ilustraciones del famoso Kalevala, la epopeya nacional finlandesa.

Pero con la adopción de la cruz gamada como máximo símbolo de Hitler, todo cambió. Después de la guerra, la necesidad de llevar a cabo una política exterior muy atenta con la vecina Unión Soviética, en plena Guerra Fría, hizo que, en un primer momento, Finlandia la quitara de muchas banderas, estandartes y aviones. No obstante, con el tiempo se utilizó en recepciones oficiales, desfiles y otros actos militares. Aunque más discreta y con un menor parecido a la que utilizaban los nazis, también aparece en la llamada Vapauden Risti (Insignia de la Libertad), presente, entre otros lugares, en la bandera del Presidente de la República.

Mecklin subraya que el caso de Finlandia no es el único. Antes de que lo usaran los nazis, en los años 20, por ejemplo, lo adoptó un equipo de hockey canadiense o un escuadrón militar francés, detalla. En su opinión, «un símbolo siempre debe entenderse en el contexto en el que se presenta». Además, «si Finlandia la abandonara o prohibiera ahora, ¿No daría con ello al mundo la señal de que nuestra esvástica estaba relacionada con el símbolo nazi?», se pregunta según recoge el diario El Confidencial.
Aunque pequeño, el Movimiento de Resistencia Nórdica ha protagonizado varios incidentes violentos en Finlandia y, recientemente, un tribunal le ha prohibido manifestarse y distribuir propaganda. Este grupo no utiliza la cruz gamada como logo, sino una runa vikinga. Pero el riesgo de que sus miembros se inflamen cuando vean esvásticas en emblemas y banderas oficiales es real e incomoda incluso a quienes consideran que el símbolo no debería desaparecer.
Las nuevas banderas, que incorporan un águila como símbolo principal es un cambio que se suma a reformas anteriores, y que, más allá del simbolismo, representa un esfuerzo por modernizar la identidad visual de sus fuerzas armadas y alinearse con los valores compartidos por sus nuevos aliados occidentales.

Es curioso, cuanto menos, que este símbolo que se asemeja a la letra gamma mayúscula del alfabeto griego, se sigue asociando con los crímenes del nazismo y es sinónimo de odio y miedo. Todo ello a pesar de que la esvástica, que en sánscrito significaba «bienestar«, llegó originalmente a Occidente como un símbolo de buena fortuna debido a sus asociaciones positivas con las antiguas tradiciones orientales.
Cuando la simbología se une a la política, cambia su significado para siempre. Por lo que en tiempos de redefinición estratégica, los símbolos también cuentan; y mucho.