La dura realidad de la ludopatía en los jóvenes: “Te da igual ganar o perder. Es el mono de jugar, quieres más y más”

18 de febrero de 2023
7 minutos de lectura
apuestas
El juego de la ruleta. | Fuente: Ralf Roletschek / Wikipedia

“Lo mejor para todos es que quitaran las casas de apuestas o que el Estado entrara a regularlas más”, dice un joven que fue adicto al juego

El dinero fácil atrae. Apostar 10 o 20 euros a una ruleta en una casa de apuestas, esperar que gire la bolita y que, con fortuna, esta caiga en el número o color que has seleccionado. De repente, observas que tu cuenta se ha multiplicado: por 10, por 100 o por 1.000… Pero no todo es maravilloso en el mundo de las apuestas, hay veces que la suerte no está de tu lado y pierdes. Y sigues apostando tus ahorros, hasta que los dilapidas por completo. Un salario que es vital para llegar a final de mes y dar de comer a tus hijos. O la paga que recibe un adolescente o joven que sus padres le han dado con toda la ilusión del mundo para que la disfrute tomando algo con sus amigos, por ejemplo.

Esa es la dura realidad de la ludopatía y, en general, de los peligros que acarrea el juego. Especialmente en los jóvenes, quienes todavía no tienen una personalidad plenamente desarrollada cómo para tomar decisiones. Ese es el caso de Pedro, el nombre ficticio de una persona que ha atendido a FUENTES INFORMADAS y que ha preferido ocultar su identidad para este reportaje.

Este joven de 22 años empezó apostando en su tierna adolescencia, cuando todavía no tenía la mayoría de edad para entrar a una casa de apuestas. “Todo lo que he vivido -ruleta, juego o apuestas-, todo empieza como una tontería entre colegas echando dos o tres euros. No sabes qué es esto y como pierdes una cantidad mínima te da igual pero luego aunque pierdas, tienes ganas de volver a entrar. Y sobre todo, cuando ganas”, relata rememorando sus inicios en el juego.

Pedro no sabía de qué iba este mundillo cuando entró por primera vez a una casa de apuestas: unos amigos le animaron a que se apuntara y allá que fueron. Y desde ese primer momento no pasaron muchos meses hasta el punto en que ya se podía decir que estaba enganchado. Porque ver girar la bolita engancha. Porque apostar a un partido de fútbol le da más emoción. Sin embargo, ese estímulo dopamínico se acaba pronto y cuando la persona no se da cuenta, ya está atrapada en un espiral de no retorno. Pedro llegó a robarle 100 euros a su madre para apostar. Arrepentido, cuenta que es uno de los momentos de los que más se avergüenza. Un punto de inflexión que le ayudó, poco a poco, a desvincularse de esa adicción.

“Personalmente una vez gané 900 o 1000 euros y ese dinero me duró una semana contada. Cuando entras a una casa de apuestas y ganas dinero es lo que te puede pasar. Ahí o tienes dos dedos de frente y dices: ‘Me retiro a tiempo porque he ganado esto por pura suerte’ o te empieza a entrar la adicción, lo que es el mono de jugar. Te da igual lo que es ganar o perder y gastarte el dinero y apostarlo, quieres más y más“, explica apesadumbrado.

Precisamente, la Red de Atención a las Adicciones (UNAD) esta semana alertado en un comunicado acerca de la “trampa” de crear “entornos seguros y responsables” para la práctica del juego ya que, a su juicio, cualquier contexto de apuestas comporta una serie de incentivos que tratan de atraer a la persona hacia una próxima apuesta.

Vinculación con la desigualdad y la precariedad

El sentimiento de ganar dinero de forma sencilla y casi milagrosa es estimulante y adictivo. Por eso, UNAD ha realizado esa recomendación. La reacción que genera en el cerebro es parecida a la que genera una droga que genera dependencia. “Tú empiezas echándole 20 euros. Dices: ‘¿Qué son 20 euros? Una paga, me lo voy a jugar’. Empiezas a ganar y ganar. Es una sensación de decir, tengo 1.000 o 2.000 euros sin hacer absolutamente nada, solo apostando”.

Y eso que, según declara a este diario digital, a lo mejor te cuesta una tarde ganar una cierta cantidad, lo que puede ser equivalente a un sueldo de dos meses, incluso tres para algunos. Ello habla a la claras de que este fenómeno está vinculado también a la precariedad laboral y a la necesidad de conseguir un salvoconducto para resolver todos tus problemas económicos. Es por eso por lo que las grandes multinacionales del juego cada vez se instalan más en los barrios más humildes: para vampirizar a sus habitantes.

Así, afirma que cuando enfilas la salida de un salón de juego “no te vas con la sensación de haber ganado mucho dinero, sino con la percepción de que has ganado poco, que podías haber ganado más”. Una sensación de poco conformismo ya que “a lo mejor llegas y dices: ‘Quiero volver a apostar porque quiero ganar más y más'”.

Y en el momento en que pierdes aparecen todos los demonios: las emociones negativas se apoderan de tu cabeza. “Cuando he perdido, no te voy a mentir, me he sentido frustrado y decepcionado. Me he gastado el dinero que tenía y ya no me queda más. O tengo más y no quiero gastarlo. Es una sensación rara”.

No valorar el dinero y las emociones cambiantes

Efectivamente, Pedro reconoce que perdió la noción de cuánto cuesta ganarse el pan. Y ahora que trabaja, sabe perfectamente que cada euro es parte del tiempo que se invierte en trabajar. “Cuando trabajas, valoras el esfuerzo que cuesta ganar dinero… Yo en mi caso estoy apostando dinero de ganancias. Cuando apuesto y pierdo el dinero de mi sueldo, me duele un montón. Por eso, siempre intento no hacerlo”, asegura.

También juegan un rol importante en la psicología del jugador las emociones cambiantes a lo largo de la partida, en función de si aciertas o yerras: una montaña rusa por la que pasas de la angustia a la felicidad efímera. “En el momento estás echandole y la bolita cae en el número al que has apostado. Ves en tus manos que tienes 1.000 euros que te han tocado por azar. Es como que cambia el chip en tu cerebro y de repente pasas de estar decepcionado o frustrado si pierdes a eufórico si ganas. Es decir, piensas: ‘¡Estoy que no me lo creo y me ha venido Dios a ver!'”. Acto seguido, con esa ganancia realizas una apuesta superior y pierdes incluso el dinero con el que habías entrado y vuelves a la casilla de salida: “Pero no te vas, sino que sigues apostando”.

Con la democratización de las nuevas tecnologías cualquier persona puede apostar desde su móvil tranquilamente desde su casa. No existe la limitación de antes, cuando tenías que ir a un salón de juego o una casa de apuestas. El vicio está al alcance de tu mano. El protagonista de esta historia considera que tanto las apuestas online como las tradicionales son “peligrosas”, aunque desconfía más de la virtual dado que es “más arriesgado por el tema de los hackers, que te metan un virus justo cuando has metido tu pin y que te roben dinero de la tarjeta”. Por ese motivo, prefiere la física. “Por lo menos si vas a un salón de juego tradicional, llegas y dices: ‘Quiero hacer esta apuesta’. Metes 20 euros en una máquina y te quitas de líos”.

En verano de 2021 el Ministerio de Consumo encabezado por Alberto Garzón impulsó la aprobación del real decreto de comunicaciones comerciales de las actividades de juego. Esta norma regula, entre otros aspectos, el patrocinio deportivo, la emisión de publicidad exclusivamente en franjas de 1:00 h a 5:00 h, el acceso de los menores de edad, la publicidad en Internet, los bonos de captación y la prohibición de que aparezcan famosos en anuncios de casas de apuestas.

El joven estima que la responsabilidad está en todos los actores que intervienen: las casas de apuestas, el Estado y los propios jugadores. Los dos primeros, a su juicio, se “benefician”. “Lo mejor para todos es que quitaran las casas de apuestas o que el Estado entre a regular más las casas de apuestas”, sentencia. Aun así, no opina que todos los jugadores sean víctimas porque a veces hay una salida. “Una persona que está echándole dinero y ve que pierde y pierde, pues entra en la adicción, en la dopamina de echarle”.

En cambio, no es el parecer de UNAD, que ha reclamado que “la responsabilidad del juego no recaiga sobre las personas que apuestan” y ha instado a reforzar la prevención de este tipo de dinámicas de azar, presenciales u online, que “tienen aparejadas ciertos riesgos, incluso el desarrollo de una adicción”.

De este modo, dice haber vivido algunos casos impactantes, al estar compartiendo máquina con gente “que me contaba historias de que el día anterior perdieron en un salón unas cifras alucinantes, que da hasta miedo decirlo”. Al día siguiente, volvía y ahí seguían. “Personalmente, le pregunté en un momento determinado a una persona: ‘¿Por qué sigues jugando?’ Y no me supo decir una respuesta. Yo lo hago un poco por diversión, y no tanto eso, sino que si puedo apostar 20 euros y me gano algo, pues mejor. Sin embargo, esa gente está otro nivel”, apunta.

Por fortuna, Pedro se encuentra en una situación mucho mejor a la de años atrás. “En mi caso estoy bien, todavía tengo un poco de mono pero no he llegado al límite de robar a mi madre, como hice en un momento determinado de mi vida. Cuando apuesto el dinero que me he ganado yo, que es mi sueldo, ahí cambia el cuento”.

“Ahora no tengo una adicción, tengo el típico mono de que te apetece jugar, de que estás con tus amigos y le echas a partes iguales 20 euros, y si ganamos un dinero, genial. Si no, paramos durante un largo tiempo o hasta que nos apetezca en ese sentido. O le echamos en ese momento. Pero no considero que tenga una adicción porque, si no, yo la notaría en mí mismo. Para mí es como un entretenimiento, parte de mi ocio“, zanja.

La sombra de reegancharse y volver al punto de mayor adicción siempre está ahí, pero Pedro lo tiene claro: ya ha aprendido de su pasado y si observara que esto vuelve a suceder pondría coto inmediatamente. “Yo ya tuve un pasado… Eso me haría cambiar de mentalidad. Hay veces que necesitamos un toque de atención e incluso con eso no aprendemos, pero mi caso es un poco diferente. Yo considero que he aprendido de lo que pasó la última vez y sé que hay ciertos límites”, concluye.

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Abascal arremete contra el PP de Vitoria y manda a la “mierda” al líder de EH Bildu

Vox critica duramente las posturas políticas de los partidos tradicionales en plena campaña electoral

El Supremo responsabiliza a la banca de restituir anticipos con letras de cambio en la compra de viviendas

Abanca contempló la resolución de todos los contratos de compraventa suscritos, incluyendo los de los demandantes

Disponibles para las comunidades las tarjetas monedero destinadas a las familias vulnerables

Las personas beneficiarias podrán acceder de manera directa a alimentos frescosy de consumo infantil
Pandillero de barrio 18 detenido | Fuente: EP

Detenido en Madrid un miembro de ‘La Pandilla Barrio 18’ que se encontraba huido de El Salvador

La operación de detención ha sido el resultado de una investigación llevada a cabo por un equipo especializado de la