Las condiciones laborales del profesorado en España siguen siendo buenas en términos generales, pero han experimentado un deterioro en algunos aspectos clave. La falta de políticas docentes efectivas está afectando la capacidad del sistema educativo para atraer y retener talento, lo que repercute en la calidad de la enseñanza.
Según el estudio El estado de la profesión docente, publicado por Esade, el profesorado es el factor más determinante en la calidad de los sistemas educativos. Sin embargo, en España, la profesión enfrenta un momento decisivo, marcado por un creciente sentimiento de agotamiento, aislamiento y desafección entre los docentes.
El informe también advierte sobre el empeoramiento de las condiciones sociales del alumnado. La pobreza infantil ha aumentado cinco puntos porcentuales desde 2018, mientras que la economía general ha mejorado. A su vez, la proporción de alumnado de origen migrante en 4º de primaria ha crecido hasta un 32% en 2023.
Además, la crisis de bienestar y salud mental en los estudiantes es preocupante. Entre 2018 y 2022, el porcentaje de jóvenes de 15 años que experimentan ansiedad al menos una vez por semana ha pasado del 11% al 20%. Paralelamente, el clima de aprendizaje en las aulas ha empeorado en Primaria y Secundaria.
En cuanto a las condiciones laborales del profesorado, el estudio destaca que, si bien los salarios cayeron durante la Gran Recesión, se han recuperado en línea con otras profesiones. Sin embargo, el número de horas lectivas es similar al promedio de la OCDE, pero el calendario escolar más comprimido genera una mayor carga de trabajo.
Otro problema detectado es la alta tasa de temporalidad del profesorado en España. En 2018, el 34% de los docentes en centros con alumnado más vulnerable llevaba menos de tres años en su puesto, mientras que en los centros con menor vulnerabilidad este porcentaje se reducía al 15%.
Para mejorar la situación, el estudio propone cuatro medidas clave. La primera es la creación de un programa de apoyo socioemocional y refuerzo en Matemáticas y Lectura para alumnos vulnerables, con una inversión de 1.200 millones de euros anuales.
Asimismo, recomienda garantizar la estabilidad de los claustros, mejorar las condiciones de los maestros de Infantil y Primaria, aumentar el atractivo del grado de Magisterio, instaurar un sistema similar al MIR para docentes y desarrollar un sistema voluntario de evaluación con incentivos para fomentar el crecimiento profesional del profesorado.