Hoy: 26 de febrero de 2025
Un análisis reciente de datos de radar de la misión Magallanes de la NASA, realizada en los años 90, ha revelado que dos volcanes en Venus entraron en erupción a principios de esa década. Este descubrimiento, basado en cambios en la superficie que indican la formación de nuevas rocas a partir de flujos de lava, sugiere una actividad volcánica más frecuente en el planeta vecino de lo que se creía.
La misión Magallanes, gestionada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, cartografió el 98% de la superficie de Venus entre 1990 y 1992. Las imágenes obtenidas en esa misión son las más detalladas del planeta hasta la fecha. «Utilizando estos mapas como guía, nuestros resultados muestran que Venus puede ser mucho más volcánicamente activo de lo que se pensaba anteriormente», comentó Davide Sulcanese, de la Universidad d’Annunzio en Pescara, Italia, y líder del estudio. «Al analizar los flujos de lava en dos ubicaciones del planeta, hemos descubierto que la actividad volcánica en Venus podría ser comparable a la de la Tierra».
Este hallazgo se basa en un descubrimiento de 2023, cuando imágenes de radar de apertura sintética de la misión Magallanes revelaron cambios en un respiradero del volcán Maat Mons, cerca del ecuador de Venus. Estas imágenes proporcionaron la primera evidencia directa de una reciente erupción volcánica en el planeta. Comparando las imágenes a lo largo del tiempo, los investigadores detectaron cambios causados por la salida de roca fundida desde el subsuelo, que llenaba el cráter del respiradero y se derramaba por sus laderas.
Para el estudio actual, publicado en la revista Nature Astronomy, los investigadores utilizaron datos de archivo del radar de apertura sintética de la sonda Magallanes. Las ondas de radio del radar penetraron la densa capa de nubes de Venus, rebotaron en la superficie y regresaron a la nave espacial. Estas señales reflejadas, llamadas retrodispersión, aportaron información sobre el material de la superficie rocosa.
Los dos lugares estudiados fueron el volcán Sif Mons en Eistla Regio y la parte occidental de Niobe Planitia, que alberga numerosas formaciones volcánicas. Al analizar los datos de retrodispersión de 1990 y 1992, los investigadores observaron un aumento en la intensidad de la señal del radar en ciertas áreas, sugiriendo la formación de nueva roca, probablemente lava solidificada. Consideraron otras posibilidades, como la presencia de microdunas y efectos atmosféricos, pero las descartaron.
Para confirmar la presencia de nuevas rocas, los investigadores también analizaron datos de altimetría de Magallanes para determinar la pendiente de la topografía y localizar obstáculos alrededor de los cuales podría fluir la lava. «Interpretamos estas señales como flujos a lo largo de laderas o llanuras volcánicas que pueden desviarse alrededor de obstáculos como volcanes en escudo», explicó Marco Mastrogiuseppe, coautor del estudio y de la Universidad Sapienza de Roma. «Después de descartar otras posibilidades, confirmamos que se trata de nuevos flujos de lava«.
Comparando con flujos de lava en la Tierra, los investigadores estimaron que la nueva roca en ambos lugares tiene entre 3 y 20 metros de profundidad. La erupción de Sif Mons produjo alrededor de 30 kilómetros cuadrados de roca, suficiente para llenar al menos 36.000 piscinas olímpicas, mientras que la erupción de Niobe Planitia produjo aproximadamente 45 kilómetros cuadrados de roca, que llenarían 54.000 piscinas olímpicas. En comparación, la erupción de 2022 del Mauna Loa en Hawái produjo un flujo de lava suficiente para llenar 100.000 piscinas olímpicas.
Este descubrimiento proporciona una valiosa información sobre la historia geológica de Venus y sugiere que, al igual que la Tierra, el planeta puede estar continuamente remodelando su superficie a través de la actividad volcánica.